miércoles, 24 de noviembre de 2010

Un Idioma Universal



DIARIO CÓRDOBA /OPINIÓN

23/11/2010 ISABEL Agüera
Cuenta la historia que en los tiempos de María Castaña (quién sería la señora) mandatarios del mundo se dieron cita para consensuar un idioma universal de forma que la lengua no fuera barrera entre pueblos. Sucedió que, cuando estaban en plena jornada, irrumpió en la sala una anciana con un ramo de rosas que, silenciosamente, colocó sobre una mesa. ¡Viejas chocheando! --exclamaron--. Más tarde, entró un niño cabalgando sobre un palo y repitiendo: ¡Arre, caballito! Los mandatarios, con despreció clamaron: ¡Niños mal educados! Cuando llegó la hora del refrigerio, lo sirvió un joven ataviado a lo punki. Encolerizados, gritaron: ¡Jóvenes delincuentes! Una vez terminada la sesión de trabajo y con brillantes conclusiones en la mano, se despedían en la explanada de un gran jardín. De repente, un pacífico perro se les acercó, husmeando sus zapatos. Uno de los ilustres con una patada lo espantó, al tiempo que exclamaba: ¡Chuchos callejeros! El idioma universal, sin duda, estaba inventado: La lengua, sí, era lo importante. Pero la María Castaña, esa, termina contando que los pueblos siguieron sin entenderse por los siglos de los siglos.

Y resulta que existe un idioma que, hablándolo todos, nos entenderíamos de maravilla. Sí, lo adivinaron: el idioma del amor, amor que se puede traducir en palabras, gestos, miradas, sonrisas, lágrimas... ¡

Qué belleza de idioma y qué universalidad! ¿Qué ser humano del mundo no entiende un beso, una caricia...? El idioma del corazón es universal, pero las palabras que precisa, hoy, para ser entendido con urgencia, deben ser revestidas de solidaridad, tolerancia, empatía... hacia la infancia, los ancianos, los jóvenes, los pobres, la naturaleza...

¡Eso sí que es idioma de una vez y no los zipizapes que nos traemos a cuenta de las lenguas! ¡Ah! Y que no se olvide el andaluz que también tiene lengua. Y colorín, colorado...



* Maestra y escritora

martes, 9 de noviembre de 2010

Soltemos la lengua

09/11/2010


 DIARIO CÓRDOBA

09/11/2010 ISABEL Agüera
Sí, eso exactamente es lo que se cuece estos días en los medios: soltar la lengua y decir todo lo que nos venga en gana porque para eso existe la libertad de expresión.
¡Ole y ole! Y no sé si es curioso o vergonzante el que apelando a tal derecho se puedan vomitar tacos, insultos, descalificaciones y se puedan escribir aberraciones...
Y, lo que es peor, se puedan defender por medios tan públicos y visionados como la tele ¡Madre mía, madre mía!
Y a renglón seguido llamamos irrespetuosos, sinvergüenzas y perlas de todo tipo a cualquier niño o joven que se le ocurriera, o se le ocurra, llamar mierda, por ejemplo, a su padre o profesor. ¿No estamos vitoreando la libertad de expresión? ¿O es que, acaso, mayores, sí, jóvenes, no? ¿Saben ustedes aquel que dice... Habla como yo te diga pero no como yo te hable?
Y no estoy en clave política, que no es mi tema, y que me da igual la procedencia de la lengua, sino en clave de valores, esa palabreja con la que nos regodeamos para quejarnos de lo mal que anda esta generación. Y eso que hay que reivindicar, y se nos llena la boca, una sociedad de valores, que si patatim que si patatam, pero que yo sepa siempre se ha dicho que de tal palo tal astilla, y los palos seguimos siendo los padres, maestros, políticos, propulsores de la cultura, medios, etcétera.
Soltar la lengua e insultar y ofender a mí no se me antoja que sea un derecho sino más bien una tremenda falta de educación, una facilona forma de clamar: ¡Eh, que aquí sigo yo!.
Y no hablemos de los sentimientos, problemas, dolores de las personas agredidas, a las que, sin necesidad, añadimos los sapos y culebras que salgan de nuestra querida y lograda libertad de expresión. Por ahí, por el Tíbet, se dijo: la palabra debe ser vestida como una diosa y elevarse como un pájaro.
Y si no es así, digo yo, apaga y vámonos. (¿Sonará desfasado lo de la diosa y el pájaro?)