miércoles, 21 de diciembre de 2011

Regalar Navidad

 OPINIÓN/DIARIO CÓRDOBA

Agüera 21/12/2011




Después de tantos años vividos, esta madrugada, como un nuevo aldabonazo, ha llegado a mí la Navidad.
¡Pues nada más y nada menos que en una macetita de regalo en manos de un asiduo a la cafetería y a la hora! A las seis de la mañana de cada día mi compromiso presencial con el amanecer, con los silenciosos cómplices de ese primer café, mi compromiso con el índice de recuerdos en el que los nombres de familiares y amigos desfilan en la caricia de música que solo yo escucho pero que me habla de la fragilidad humana de todos, me habla de pobres y enfermos que a esas horas, y a todas, sufren, música que me habla del misterio de la vida, que me habla, sobre todo del amor que nos debemos unos a otros, pero hoy, cuando este compañero de hora y silencios, me llegó con tan importante obsequio, por mi cabeza la Navidad en persona llegaba a mí.
Eso es, porque yo me decía: hubo ayer un momento del día que esta persona se acordó de mí. Sinceramente no tengo palabras para expresar mi emoción y agradecimiento, pero sí mi reflexión y compromiso con días que materializamos comiendo, bebiendo, gastando y quejándonos de la crisis que, no obstante, se esconde en fiestas porque, un día y otro día, al final es un día.
Así que mi mensaje de Navidad (¡ni que fuera el rey!) es a un tiempo tan pequeño y tan grande como mi macetita de este amanecer porque regalar Navidad puede ser algo tan sencillo como una visita, a ese solitario y triste mayor, una sonrisa al que sufre, una palabra, un silencio, un beso, un gesto, una mirada.  Que alguien sepa, que por alguna razón, en un momento, lo hemos recordado. Nos sentimos a veces tan olvidados.
Regalar Navidad es regalar ilusión entonando un singular villancico sin dejar de mirar a los ojos del mundo: Mi verdad eres tú, mi realidad es tu vida, mi sueño tu felicidad y mi ilusión tu sonrisa.

Queridos amigos: Mi recuerdo y mi cariño como mejor obsequio. Que seáis felices, pero sobre todo que hagáis felices a los demás




miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cuento de Navidad

DIARIO CÓRDOBA/ EDUCACIÓN
14/12/2011

Próxima la Navidad, mi recuerdo y cariño a todos los niños del mundo pero, en especial, a los que año tras año fueron pasando por mis aulas, dejando en mí la más preciada estela que haya podido brillar por el firmamento de mi vida. Por eso, va por ellos este cuento.

En un pueblecito lejano vivía un hombre mago que ayudaba, con su magia, a resolver los problemas de sus vecinos. Un día les dijo: Para la Navidad he sembrado un arbolito en el jardín, pero precisa para crecer que lo reguéis con vuestros deseos. Así, cuando nazca Jesús lo llevaremos al Portal.

A partir de aquel día, la gente acudía al jardín y colocándose al lado del arbolito formulaba su deseo: poder para tener a mis vecinos doblegados -dijo el alcalde-. Y yo campanas potentes para que la gente vaya a misa -dijo el cura-.Y yo belleza para seducir a los hombres -dijo una mujer-. Mejores leyes para que aprendan mis alumnos -dijo un maestro-. Premios para que me lean y ser famoso -dijo el escritor-. Más recetas y menos enfermos -dijo el médico-. Precisamos -decían unos y otros- dinero y felicidad.

Así, fue pasando el tiempo y, a pesar de la riega de deseos, el arbolito no crecía.

La gente empezó a clamar: el sabio nos ha engañado. Entonces el sabio los reunió ante el arbolito y dijo: todavía faltan los deseos de un niño y de un anciano. Veamos qué desean: Yo quiero jugar -dijo el niño-. Y yo que no me falte el pan -dijo el anciano-.

En unos instantes el arbolito empezó a crecer. El mago dijo: vuestros deseos eran solo alimento para vuestra vanidad y gloria. A nadie más podían alimentar. El niño y el anciano pidieron lo justo y necesario. Si todos os hubierais limitado a eso, el arbolito hubiera crecido mucho más rápido y copioso, pero está listo para la Navidad.

Y esta madrugada dos deseos. Para mí, ser siempre un poco niña. Para todos, el mejor fertilizante para crecer y hacer crecer: AMOR.





martes, 13 de diciembre de 2011

NAVIDAD EN UNA COMUNIDAD

CÓRDOBA/ CARTA ILUSTARADA
 /13/12/2011





Como ecos de tiempos muy remotos, hoy han regresado a mí imágenes, esencias, ambientes que no han lugar, por lo general, en nuestro mundo de hoy, en el que todo, llegadas estas fiestas, se reduce a comprar, viajar, comer y beber.

Hubo un tiempo en el que las familias, vecinos, amigos, etc., se daban cita para cantar, bailar y poco más en torno a belenes, carentes de todo, pero sobrados de ilusión y amor. Para los niños aquellas vivencias de hermandad y sueños compartidos marcaban pinceladas en el índice de nuestras vidas que ningún aire podría borrar.

Y es por eso que hoy he sentido renacer aquellos días inolvidables de mi infancia. Sí, una comunidad, la de Plaza Escultor Ruiz Olmos y tras días de trabajos, esfuerzos, búsqueda de recursos, voluntad y valores, no muy comunes, ha inaugurado su gran belén, en el salón social de su comunidad.

Un sin fin de niños, jóvenes, adultos mayores, todos a una, han colaborado en este singular y bello proyecto que ha abierto sus puertas entre chocolatada, dulces de todas clases, panderetas, zambombas y villancicos.

Un ejemplo a seguir porque, entre otras muchas cosas, es pedagogía que, aún en los rigores de una crisis, sacando aliento y entusiasmo, transmite, sobre todo a los más pequeños, a los adolescentes y a los jóvenes, la alegría de saberse acompañados, cómplices y autores de este creativo y fantástico sueño.

Una pandereta suena, y yo sí sé de dónde vendrá: de la Plaza Escultor Ruiz Olmos, que sus vecinos celebran la Navidad.

 
Isabel Agüera Espejo Saavedra



lunes, 5 de diciembre de 2011

Partir de cero

OPINÓN/ DIARIO CÓRDOBA
Agüera 06/12/2011



El, escuálido, enfermo, con deslucido uniforme de soldado, abrazando a un tiempo a mujer y cuatro hijos, empuja con rabia contenida una puerta y exclama: ¡Al fin estamos en nuestra casa! Ella, cobijada en el abrazo, casi niña de un día, vivido en los horrores de una guerra, lloraba y repetía: Se lo han llevado todo; no tenemos nada.
Pero él, con los soliviantos de bombas y trincheras golpeando todavía sus sienes, levantó la vista al cielo y exclamó: ¡Pero estamos vivos! Demos gracias a Dios. Tendremos que partir de cero. Y un rosal de exuberantes rosas amarillas, una mesa, un aparador, hierba crecida y nada. La vida por delante y la fe como bandera.

Se trata, sí, de un relato de una de mis obras, pero es real y no con intención de juzgar el pasado que como dijo Churchill sería perder el futuro, sino como dijo otro premio Nobel, Anatole France, solo con el pasado se forma el porvenir. Y por aproximarnos a citas más vivas y actuales, el artículo del pasado sábado de nuestro ilustre catedrático don Manuel Cuenca Toribio: Super adversa augere . Es decir: Hay que sobreponerse siempre a las dificultades. Y todo esto me viene dado por las fechas que celebramos y precisamente en tiempos de grandes dificultades: paro, desahucios, recortes, etcétera.

Cunde el desánimo y, por supuesto, me duele en el alma la situación de crisis mundial que atravesamos, pero mi canto a la esperanza fue la gran lección de mi padre, cuando mirando al cielo exclamó: ¡Pero estamos vivos! Partiremos de cero. No obstante, hoy el cero es más pequeñito que en años de la posguerra.

No dejemos, pues, que la hierba nos crezca y nos coma por los tejados de nuestras casas.
Salgamos a encontrar, a ganar el pan, pro pane lucrando , por seguir con Vicens Vives, y salgamos con esperanza, aunque sea partiendo de cero.



* Maestra y escritora





miércoles, 30 de noviembre de 2011

No a la violencia

DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
  30/11/2011
En más de una ocasión he repetido anécdotas que han marcado un hito de alarma acerca de por dónde debe transcurrir en educación la cultura de la no violencia en cualquier ámbito de convivencia, pero que de forma imparable se tipifica en la violencia de género.

Un pequeño de siete años me comentaba un día en el aula: "Anoche mi padre le pegó a mi madre, y yo estaba escondido en la terraza, pero, cuando tenga fuerzas, le voy a pegar yo a él". No sé dónde andará aquel niño hoy, pero sí tengo por buen seguro que sus ansias agresivas, gestadas en el seno del hogar, habrán encontrado numerosas y variadas víctimas.

Otro pequeño, no solo testigo de malos tratos a la madre sino receptor de grandes palizas e incluso castigos que constituían auténticos delitos, no considerados tales en lejanos años, me consta que hoy por hoy es un consumado maltratador.
Y es que una vez más toca repetir: El que escribe en el alma de un niño escribe para siempre, porque si bien es verdad que a lo largo de la vida se aprende, no lo es menos que nadie cambia. De ahí, que si un niño soporta, presencia, convive en ambientes violentos, aprenderá a ser violento, y es sumamente necesario que los mayores seamos conscientes de cómo los pequeños son esponjas que se empapan hasta del sudor que transpiramos, alimentando tiernas raíces en árida tierra cuyos frutos serán el hacha de guerra del mañana.
Y eso quiere decir que también las voces entre padres, la faltas de respeto, los comentarios sexistas, racistas, los castigos injustificados, los excesos, los muchos caprichos que se les dan, el sin fín de horas que los dejamos solos ante la televisión y un larguísimo etcétera son violencia, al que se suman otros ámbitos como un excelente caldo de cultivo en el que se va formando la futura personalidad violenta de nuestros niños.
El violento no nace; se hace a nuestra justa medida.





lunes, 21 de noviembre de 2011

Oración a los Políticos




OPINIÓN/DIARIO CÓRDOBA
ISABEL Agüera 22/11/2011

(Dos días antes de las elecciones)

Políticos nuestros que estáis ya en el poder. Glorificados y bendecidos seáis. En este día queremos pediros el pan que más necesitamos como alimento que nos permita vivir años de paz y concordia entre todos los ciudadanos de nuestro país y del mundo.

No permitáis que el poder os haga insensibles, prepotentes, insolidarios e injustos con los más débiles, con los más necesitados... Que nada os importe el color de su piel, su nombre, su país...

Políticos nuestros: venga a nosotros vuestra mirada responsable y generosa y no se aparte de las necesidades que hacen grande a un pueblo, y vengan a nosotros vuestros oídos y no caigan en la sordera, ahogados e insensibles por el pedestal y escuchen, sí, sabias palabras, dichas por sabios hombres que deben guiar vuestra acción como gobernantes. Las escuelas de un país son su futuro en miniatura y nada mejor que la educación para alcanzar la libertad porque será el pasaporte que nos lleve por los senderos de la cultura, camino que hace nobles a los pueblos.

Gobernantes nuestros: que vuestra voluntad sea honradez para construir puentes sobre arroyos y ríos y no palabras tramposas que eleven acueductos en cauces secos donde vaya cayendo la corrupción y el olvido de promesas que un día fueron voz en calles y plazas.

Que vuestros pies se asienten en la tierra y se confundan con el trasiego de gente que sufre enfermedades, maltratos, desahucios, hambre, frío... Porque tuve hambre y me disteis de comer...

Que los ancianos reciban de vuestras manos la gota de felicidad que les permita seguir viviendo sin más privaciones y sobresaltos.

No olvidéis, gobernantes, cualesquiera que salgáis elegidos, que vuestro ideal político sea gobernar como personas y no como dioses y no olvidéis que todos los males de la democracia se curan con más democracia. Amén.



* Maestra y escritora





miércoles, 16 de noviembre de 2011

Semvbrar Valores

EDUCACIÍN / DAIRIO CÓRDOBA
  16/11/2011


                                                       

Cientos de veces, a lo largo de estos años, dos palabras he manejado como mantra liberador de los grandes conflictos sociales que nos aquejan: familia y valores. Y no hay pilares más consistentes en educación, ya que, en un mundo tan extraordinariamente cambiante, hoy, más que nunca, se precisa la concienciación de todos, pero en especial de la familia, como eje educador, acerca de los valores que priman, se imponen y dominan los ámbitos educativos.

A lo largo de la historia, escuela y familia venían a ser escenarios exclusivos en los que la vida de los pequeños encontraba el hábitat necesario para formarse. Ambitos inamovibles que transmitían conocimientos, sobre todo, e imponían experiencias y creencias sin resistencia alguna, ya que los hijos, los alumnos, eran sumisos receptores de cuánto creíamos necesario para ellos. Pero el mundo en su constante girar, y cada vez más deprisa, incesantemente incorpora, con fuerza imparable, ambientes que transgrediendo normas llegan, se imponen, dominan, etc. Televisión, amigos, calle y, sobre todo, Nuevas Tecnologías que han dislocado tanto el sistema educativo como la vida de familia. De ahí, que educar hoy es diferente a cómo se educaba ayer.

No obstante, ante el nuevo reto educativo, debe primar el esfuerzo de los padres por conocer todo aquello que pueda ayudar a los hijos de cara a su formación como ciudadanos del mundo que les ha tocado vivir.

Y nada más convincente y efectivo que la conveniencia de vivir en valores. Es decir, dando ejemplo de solidaridad, justicia, moralidad, etc. Educar es un arte porque no hay reglas fijas y cada caso es diferente, cada circunstancia única...

Pero a su vez, la educación es una ciencia y como tal es necesario conocerla, estudiarla y dedicarle tiempo de convivencia, reflexión y análisis. Sembrando valores, hoy, tendremos grandes y frondosos árboles mañana.





lunes, 14 de noviembre de 2011

Homenaje a un hombre normal


                                                           AMANECERES
 Diario Córdoba
14/11/ de 2011

Prácticamente nunca la normalidad es tema de los medios, tan dados a grandes titulares. Demasiados protagonistas baratos que a diario ocupan todos los espacios posibles con un electro encéfalo plano que resulta ser el objeto de su manido protagonismo.

De ahí que, personalmente, haya llegado a concluir que nada más anormal que encontrar un ser humano normal. Y he aquí que yo tenga, al menos, uno con nombre propio: Antonio López Albalá. Cuarenta y seis años. Profesión, trabajador desde los nueve   en bares y cafeterías, fregando más platos que un loco --dice él--. Talante, educado, servicial, amable, generoso... Practica, en una palabra, el difícil arte de saber estar. Es decir, cercano y distante, expresivo y silencioso, prudente y noble.

Lo conocí cuando era un chaval en una cafetería del barrio. Ya, desde entonces, me gustaba observar su actividad, su eficacia... Me repetía --como decía mi padre ante tales valores--: "¡Este sí gana la guerra!"

Hoy, tras más de treinta años transcurridos y como gobernante de su bar, desde la seis de cada día, al encontrarme con él pienso en el ejemplo que este hombre normal, al que jamás le he oído un mal comentario, una queja de algo, puede ser para tantos jóvenes que buscan, que quieren trabajo pero que no admiten empezar "fregando platos y cobrando una propina".

Tampoco yo desearía eso para nadie y menos para un niño, pero ahí está la ficha técnica de un hombre normal al que desde esta humilde carta quiero homenajear. También a tantos  que, como él, son los grandes anónimos de la sociedad pero que su normalidad, que jamás será noticia, para mí son lo que verdaderamente hacen patria. 









domingo, 6 de noviembre de 2011

Nobleza Obliga

OPINIÓN/ DIARIO CÓRDOBA  07/11/2011




Ni quito, ni pongo rey pero ayudo a mi señor, y en mi caso no hay más amo, ni más señor al que servir que la verdad y la justicia, sobre todo si estos valores están referidos a lo que ha constituido y lo sigue constituyendo, mi vida.
Me refiero al polémico tema de niños tirados por los suelos en aulas andaluzas. ¡Qué rancia queda esa historia! Esto era una vez un tiempo que los alumnos, en alguna escuela, asistían a clase cargados con una silla, pero hoy día, si algo falta son alumnos y si algo sobra son precisamente sillas y mesas.
Muchas veces, mis alumnos y yo nos hemos sentado en el suelo para leer cuentos. Es muy importante y hasta necesario, de vez en cuando, romper esquemas, dinamizar, en una palabra, las constantes rutinas que, día tras día, se suceden en las aulas de cara a lograr que la asistencia a clase deje de ser un deber insoportable para la mayoría de alumnos y pase a ser un auténtico placer.
La escuela en Andalucía, y lo padres lo saben bien, están en un nivel alto de todo aquello que precisan los alumnos para sentirse cómodos.
Por ello pienso que alguien se ha debido despistar en sus manifestaciones acerca de nuestros centros públicos.
Otra cosa, y por lo de nobleza obliga, hubiera sido reivindicar calefacción y aire acondicionado porque si en la más mínimo edificio público gozan de buenas temperaturas, los trabajadores más vulnerables, los niños, no deberían soportar los rigores que todos conocemos bien. Un ruego, pues, para todos: objetividad, verdad y justicia porque nobleza, si la hay, obliga.



* Maestra y escritora



miércoles, 2 de noviembre de 2011

El duro oficio de ser abuelos

DIARIO CÓRDOBA ROSA Luque 03/11/2011

(Con mi agradecimiento a una buena periodiste)

Lo hizo ya desde una vertiente lúdica Rosa Regás, al escribir un Diario de una abuela de verano tan exitoso que acabó convertido en serie televisiva. Y lo ha hecho ahora, con más enjundia pedagógica pero con igual amenidad, la escritora cordobesa Isabel Agüera, que por algo ha sido, es y será siempre maestra, uno de esos oficios que escapan al calendario laboral impuesto.

Esta villarrense inasequible al desaliento, que tras la jubilación ha multiplicado su ya antes imparable producción literaria, acaba de publicar una Guía práctica para abuelos con nietos (o sea, con nietos que se te meten en tu casa y en tu existencia fagocitándola enterita si te descuidas). En ella traza con valentía y sin morderse la lengua, genio y figura, estrategias para que los niños y sus padres no abusen de los mayores (demasiado).

La primera recomendación de la escritora, que se supone habrá puesto en práctica ella misma con sus tres hijos y ocho nietos, es marcar el propio espacio desde el principio y decir "no" llegado el caso sin remordimientos. Lo cual no quita para ayudar a la prole siempre que se pueda y atender solícitos a la chiquillería pero sin pasarse, nada de mimos excesivos y sí propuestas divertidas que empujen a los peques a entender el mundo y a ir asumiendo tareas con dulce disciplina.

Y todo ello, dejando claro a los progenitores de la criaturas que, aunque los abuelos les echen una mano en la medida de sus fuerzas, son ellos y nadie más los responsables de su educación. Sabios consejos los de Isabel Agüera, que no le impiden ser una gallina clueca con todos los suyos; como lo fue con las numerosas hornadas de alumnos a los que regaló sus conocimientos y preparó para afrontar la difícil asignatura de la vida. Pero cada uno en su sitio, sin invadir territorios ajenos.









Síndrome del NIño Emperador

 DIARIO CÓRDOBA/ EDUCACIÓN 02/11/2011
En estos tiempos, los síndromes de todo tipo se multiplican, llegando a constituir una lista increíble en la que todos, sin excepción, nos podemos encontrar con nuestro particular síndrome, posiblemente hasta ignorado.
Hoy se habla mucho, y puede que con ligereza no recomendable, del síndrome del niño emperador, consistente en un trastorno que en la mayoría de los casos lo sufren los niños cuando existe una carencia educativa.

Es decir, cuando la permisividad, el tratarlos con guante blanco para evitar rabietas o, sencillamente, para que nos dejen en paz, son pautas que, con toda naturalidad, practican los padres sobre todo en la primera infancia, rindiéndose así a exigencias y caprichos.

Es cierto que los padres, en una generalidad, no son conscientes de las consecuencias de dichos comportamientos, que van alimentando el ego de niños que, con pocos años, se convertirán en auténticos tiranos, y así uno se queda perplejo escuchando noticias acerca de padres que denuncian a sus propios hijos o piden ayuda ante su impotencia para una mínima convivencia.

Los expertos no acaban de ponerse de acuerdo acerca de las causas básicas del síndrome. Los hay que dan más peso a la cuestión genética, y los hay que otorgan más importancia a los factores ambientales o educativos. Desde mi punto de vista, sin más título que la experiencia, la genética, sin duda, puede ser un factor pero los niños, en general, si no se les ponen límites, si se les consiente en todo y por todo, si no se les exige, aunque sean pequeños, mínimas responsabilidades, etc. tienen muchas papeletas para convertirse en niños tiranos.
Pero en nuestras manos está el anticiparnos: educación, freno, vigilancia, etc. Y no permitir pisar la sutil raya que marca los límites entre lo natural en la infancia-caprichos, desobediencias, etc., con la fatal trayectoria que desembocará en niños tiranos.





miércoles, 26 de octubre de 2011

Presentación


CARTA A MI PRIMER NIETO  (De la presente obra)
Las calles a las cuatro de la madrugada sólo eran noche y semáforos, No obstante el solivianto propio de la hora y del evento, me precipité allí, donde tus padres, donde tú, mi pequeño y precioso niño, estabas a punto de llegar al mundo.

Medio me tiré del coche, al llegar a urgencias de maternidad en Reina Sofía. Silencio y cuatro personas dormitando por los rincones. Alguien, un celador, me detuvo, cuando, aturdida, nerviosa, quise sobrepasar la “barrera” de lo prohibido. “Ahí no se puede entrar. Espere fuera”.

Expectación en el susurrante sonido de barras fluorescentes, en el penetrante olor a medicamentos y revueltos de no sé cuántas cosas. Mis ojos se quedaron clavados en aquel cartel de “prohibido el paso”, en aquella puerta, tras la cual, tus padres, casi dos niños, transformados en responsabilidad, se debatían en dolor e ilusión, porque tú, tan deseado, tan querido... llamabas a la puerta de este mundo y, con urgencia, reclamabas ya tu lugar en él.

Desde casi mi estática postura, simultaneaba pensamientos, como si en la película retrospectiva de toda mi vida, se interpusiera la emoción del momento presente que me agitaba en un vaivén de nostalgias, de angustias, de fe, de esperanza...

No existen palabras, pequeño mío, para que pueda expresar qué sentí cuando al fin dejaste de ser inte¬rrogante para formar parte de una be¬llísima y casi mágica realidad. ¡Cómo temblaban mis brazos ante el milagro de la vida que nos arrebata seres queridos, por un lado, y nos compensa, por otro, con esa savia nueva que son los nietos, que eres tu, vida mía! Savia que nos devuelve alegría, ilusión, proyectos y un gran derroche de ternura y amor

Ayer, no conocía el color de tu pelo, ni el sonido de tu llanto, ni el tacto de tu piel... Hoy, ya estás aquí. Te puedo acunar entre mis brazos, te puedo sen¬tir en ese corazón que late al unísono del mío, cuando te aprieto junto a mi pe¬cho en un deseo de fundirte con¬migo.

¡Cuántas interrogantes acerca de tu fu¬turo me nacen y me crecen en los adentros! No obstante, te veo luz des¬tellante, estrella que has caído justo aquí en esta familia que con los brazos abiertos, desde el mimo día que supo de tu existencia, te esperaba impaciente renovando ilusiones y contando momentos.

Tú eres la vida que regresa una vez más, irisando de color cualquier punto negro de esos que aparecen y dejan sus marcas so¬bre el tapiz, aurora de cada día, que es nuestra existencia, y esta mi casa, tan solitaria y silenciosa, se eclosiona de alborozo, de entraña¬ble trasiego fami¬liar, con tu llegada a este nuestro mundo, tan conflictivo, tan apartado, cada vez más, de la in¬mensa aventura que es el vivir, y que te aguarda, pe¬queño mío, ignorando que tú sí eres acontecimiento para to¬dos los que te amamos.

Mi precioso niño, doy gracias a tus padres, a Dios, por tener la dicha de engendrarte, acariciarte, y sentir que soy la mujer más joven del mundo porque tú eres un hijo más que me ha nacido en este jardín del amor donde las semillas caídas jamás se pierden: crecen y se multiplican.

Me emocionan y conmueven los acon¬tecimientos del mundo, la turbia mirada de los ancianos, la limpia mi¬rada de los pequeños, la fragancia de mis jazmines...  Sí, más que nunca, hoy, y te lo debo a ti, ternura que me sale a flor de labios y se trueca besos que quisiera entroni¬zar en suspiros del viento para que se esparcieran por todo el mundo en un glorioso e inaca¬bado aleluya

Vuelve la vida, siempre, y su retorno puede ser música para un bello poema. Vuelve el otoño, siempre.

Y me felicito, porque, una vez más, compruebo que soy algo más que un puñado de ingenuas ilusiones, mil veces rotas y recuperadas: soy, por primera vez, abuela.

martes, 18 de octubre de 2011

Depresión y punto

DIARIO CÓRDOBA/ OPINIÓN
ISABEL Agüera 19/10/2011




¡Tengo frío! --repetía un hombre a las puertas de sus amigos--. Cómprate una manta --decía uno--. Enciende la estufa -otro-. Por andar a la intemperie --un tercero--. Un cuarto dijo: Entra, amigo, también yo tengo frío. En ese instante, los dos notaron que les subía la temperatura.
Hace nada fue el día de las Enfermedades Mentales, hablemos, pues, de la depresión, palabra tan usada que a veces nos suena a música celestial cuando alguien la menciona.
Yo creo que son dos las causas fundamentales que no llevan a oídos sordos cuando alguien llama a nuestras puertas clamando: ¡Tengo frío; estoy deprimido! La primera, el confundir o desconocer el término y hacerlo sinónimo de mal humor, tristeza pasajera por avatares de la vida... La segunda, consecuencia de la primera, la falta de empatía para entender al deprimido, siendo tal vez esta la causa principal, dejando reducida nuestra ayuda a dar consejos y a tratar de convencer al deprimido de lo que debe o no debe hacer.
La depresión --y sé de ella por haberla padecido-- es una enfermedad que no solo involucra pensamientos y estados de ánimo, sino que físicamente provoca tal variedad de síntomas inexplicables que mejor se sufren en silencio. Me decía una amiga: Me noto como una dentera por todo el cuerpo y me duele hasta el respirar.
Y es cierto, la persona deprimida come, duerme, siente, piensa y se ve a si misma perdida en un callejón sin salida. El deprimido no encuentra nada que lo motive, que lo ilusione. Parece como si un halo de muerte se hubiese instalado en su alma, negándole la capacidad mínima para seguir respirando. Es como si una voz interior nos repitiera: No puedo, no puedo.
Tremenda impotencia y soledad. No existen recetas mágicas, pero eso sí, como mínimo, familiares y amigos, acompañemos, abramos las puertas de nuestra alma y tratemos de empatizar con el deprimido.



* Maestra y escritora





martes, 11 de octubre de 2011

ISABEL AG ERA 12/10/2011

DIARIO CORDOBA
El pasado día cinco se celebró el Día Mundial de los docentes, fecha que el presente curso debería tener para todos los sectores educativos repercusión y trascendencia, ya que en ello nos va la construcción de un futuro más justo, pacífico, responsable y humanizado. Por ello, esta semana mi elogio más sentido al magisterio en general, que cada día se me crece y provoca los más nobles y sinceros sentimientos de respeto y amor por tantos compañeros que, con vocación y dignidad, lo ejercen.
El polifacético místico Swedenborg dice acerca del ser humano: El hombre tiene como objetivo aquello que ama sobre todas las cosas. Parafraseándolo yo digo: El docente debe amar a los alumnos para que este sea su primer objetivo profesional que, como la corriente escondida de un arroyo, que de forma natural se dirige, alimenta, hace crecer al río, vaya ensanchando, enriqueciendo ese río de futuro que pasa por su puerta y que son todos y cada uno de esos sus alumnos que día a día buscarán en él tantas y tantas respuestas- ¡Como te pareces al agua, alma de maestro! -Goethe- ¡Como te pareces al viento, destino de maestro! Pero tú, maestro, no solo alimentas, das vida y pasas, sino que permanecerás para siempre en ellos porque tú no solo has pensado en el hombre sino que te has recreado vivenciándolo y notando latir su conciencia en tus pulsos, conciencia en tus ojos como visión, como sonido en tus oídos, como gusto, como olfato y tacto, porque sabes, y nos haces saber que el chorro luminoso de la existencia pasa raudo, y en él, la rosa, el amor, la palabra, el arte, la política, el tiempo, etc.
Con palabras extraídas del encuentro con la poesía, con los niños, con docentes del mundo que tal vez con desánimo, asisten cada día a las aulas, yo hoy les repito: Eres agua, eres viento, eres vida. Da amor y estarás educando.



lunes, 3 de octubre de 2011

Altas y Bajas

ISABEL Agüera 04/10/2011

DIARIO CÓRDOBA
¿Quién no ha vivido en sus propias carnes la aventura que se corre al manejar estas dos palabras? ¿Que voy a darme de alta? ¡Qué derroche de amabilidad! ¡Cuánta facilidad a nuestro servicio! En un tris: ¡Ea, ya está! Y uno se va como sintiéndose importante y diciéndose: ¡Qué eficacia! ¡Así da gusto!
Hasta aquí, pues, eso miel sobre hojuelas, pero, ¡ay, qué odisea, si por alguna razón decidimos darnos de baja! Ese ya es otro cantar. El mismo establecimiento, el mismísimo personal, pero, ¡qué malas caras! No saben, no contestan, no informan, ni tan siquiera les suena tu cara. Si acaso, un número de teléfono que, musiquilla por aquí, musiquilla por allá, palabras robotizadas que te dan órdenes, que no oyen, ni entienden y que al final, te remiten al principio.
¡Qué impotencia y qué cabreo tan inmenso el que se siente! De pronto surge un recurso: ahora mismo doy orden al banco de que no pague ni un recibo más. Y un ligero alivio nos relaja, aunque dura lo que el "alta" tarda, que es bien poco, en descubrir nuestra estrategia, y que nada quiere saber de la solicitada mil veces baja.
Y una carta pomposa de un gabinete jurídico nos amenaza con lista de morosos, tramposos, etcétera. Se recuerda entonces aquel cuentecillo de nuestra infancia que decía: ¡Ay mamaíta mía, quién será? ¡Calla, calla hijita que ya se irá! Pero, ¡qué va! No se va: las llamadas son explicaciones que se traducen solo en el recibo del teléfono y una rebeldía interior nos crispa que echamos humo hasta por las orejas.
Y es lo que yo me digo, ¿es posible que nadie le meta mano a estos atropellos? ¿Tan grande es el Goliat que no hay David que, como mínimo, lo entuerte? ¿Esto pasará en Europa? Porque si somos europeos debemos serlo para algo más que dar de comer al hambriento
Y a lo que iba: si alguien ve mi nombre en lista de morosos, que ría, que llore, que pague o que diga lo que yo: ¡A mí, plin!



miércoles, 28 de septiembre de 2011

Creatividad, Lengua y N. Tecnologías

El titular puede confundir porque la obra trata de traducir en actividades de Lenguaje, muchas de las posibilidades que se manejan en Internet. Nada que ver con lo que puede entenderse de dicho titular.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Idólatras que somos


Pues sí, tropecé con un dios de mentira, pero claro, yo no lo sabía, y como si fuera una repentina aparición lo abordé en la librería de unos grandes almacenes de nuestra ciudad. "¡Perdone, perdone!"; "Espero a alguien", exclamó, buscando con la vista por encima de las estanterías alguna cámara más valiosa que mis humildes palabras, ruido, sin duda, que entorpecía el esplendor musical de su momento.

Me alejé sin más, pero las reflexiones me crecían como la espuma:
 ¿Acaso es más grande el que llega más lejos, a saber por qué? No, me dije, más grande debe ser el que tiene tallas para todos.
¿Acaso tenemos que rendirle culto a los ídolos? No, me dije, son perecederos, son humo que se pierde recién nacido, son barro que se desmorona con solo tocarlo.
A ciegos que estemos, podemos ver cómo la idolatría campa hoy día a sus anchas: dioses más dioses que se aúpan en la peana, se colocan el áurea y, ¡hala!, que me rindan culto, que me adoren y a reservarme para cosas importantes.
Y los adoramos, ¡Vaya si los adoramos! Futbolistas, tenistas, toreros, escritores, políticos, personajillos televisivos, etcétera por los que nos sacamos los ojos si es preciso. Es lo que hay: dar la espalda al único Dios creador y dirigir el incensario hacia los ídolos, olvidando que el sol se pone al tiempo que nuestros cabellos se tornan grises y en la agenda de nuestra vida las fechas caducadas se nos alzan en blanco.
El mundo no precisa de ídolos sino de seres humanos de carne y hueso con los pies en la tierra y la cabeza colgada de la provisionalidad y nada que somos. Gente honrada, auténtica, veraz, persona, ante todo, que arrime el hombro, que no anteponga el deseo de poder y fama, al flash porque lo más de los ídolos será transformarse en palos con cabeza y sin corazón.
Hay gente tan sumamente pobre, que solo busca la aburrida peana de un altar.

* Maestra y escritora




martes, 13 de septiembre de 2011

Más que indiganada




DIARIO CÓRDOBA/ ISABEL AGÜERA

No lo puedo evitar pero, cuando tocan al magisterio, se resiente mi fibra más sensible.
Y es que se suelta la lengua con una facilidad espantosa y con una total unanimidad de opiniones, cuando se desconoce un tema y solo se habla dando cuerda, aunque sea inconscientemente, al provecho propio, la envidia o el populismo.
Bueno, el caso es que por si fuera poco el mal ánimo, a causa de la tan deteriorada autoridad, la falta de colaboración, las muchas exigencias administrativas, etc. que cunde entre el profesorado, ahora, en estos días, ¡más leña al fuego!
Que trabajan menos que los demás, que si hay que suprimir plazas, que si patatín que si patatán, que el tema da para muchos votos de cualquier color.
Es decir, que gran parte del problema de la crisis se solucionará, con más horas de trabajo al magisterio, menos profesores y más alumnos.
Más que indignada por supuesto. Ya está bien la facilona y populachera muletilla de las horas de trabajo del magisterio. ¿Se cuentan las horas de claustros, de visitas de padres, cursos de reciclaje en horas extras, asistencia a Consejos Escolares, días de viajes, horas de preparación de fiestas, de salidas del Centro, etc.? ¿Se cuentan el tiempo de preparación de clases, corrección de exámenes, horas de Evaluación, búsqueda de materiales, etc.?
Y esto sin contar el estrés que conllevan las horas presenciales en el aula, atendiendo a veinticinco o treinta alumnos -eso ahora-, cada uno con su singular complejidad. ¿Acaso los padres soportan bien a uno o dos de sus hijos en tiempos de vacaciones?
El magisterio precisa motivación y no cargar sobre sus hombros, como ha sucedido siempre, más exigencias y responsabilidades, abusando así de su abnegación y amor a la educación, a los niños y a la enseñanza.
Y, bueno, que el chollo está ahí, que el que quiera estudie, haga oposiciones, tras largos años de estudio, intentos, aprobados sin plaza,  paso por aldeas, pueblos, interinidades más interinidades y... ¡Tijeretazo, aumento de horas, recorte de sueldos y opinión pública al canto! ¡Qué pena me da al comprobar lo poco que esta sociedad avanza 

sábado, 10 de septiembre de 2011

La cuesta arriba



Lo decía, o al menos yo le ponía letra, al "carretilla", el tren aquel de ruidosos traqueteos: "Cuesta arriba, cuesta abajo, qué fatiga, qué trabajo-"
Y con la lengua fuera y tragando humos y carbonilla, llegábamos al fin a nuestro destino. ¡Ea, pues, de nuevo hemos subido al tren de lo cotidiano! ¡Y qué fatiguita la cuesta arriba que se avecina! La mesa de trabajo, los papeles, las caras, todo parece que se nos amontona en un negro sobre gris cuyo título se nos agiganta: rutina, rutina que vuelve a ser algo así como eletrectoencéfalograma plano sin matices que valgan.
Recuerdo las palabras de un amigo que, operado de una grave dolencia, me decía: "Solo quisiera poder volver, un día siquiera, a vivir con normalidad, la rutina de antes". Y por experiencia creo que sabemos ya cuánto se valora lo que se pierde, por pequeño que sea, y no digamos lo grande que hoy día es poder volver a la rutina de un trabajo. A veces creo que nos autoengañamos, contándonos las maravillas de unas vacaciones ya que, por lo general, y ante un acto de sinceridad, es muy frecuente exclamar que como en casa y en el trabajo no se está en ninguna parte y hay que ver con la gana que retomamos nuestro sillón, nuestra cafetería, nuestra ciudad... Y hay que ver los proyectos que ponemos en marcha: cambiar muebles, pintar el piso, pasar por la peluquería, el dentista y, en fin, vida nueva que para eso volvemos relajaditos.
La trampa de la rutina --V. Hugo-- se desarma mirando excepcionalmente lo no excepcional. Nuevo y maravilloso, excepcional puede ser ese viejo tren que nos permitía contemplar el paisaje, comer un bocata, conocer a los viajeros...
Es por eso que, consciente del valor de cada pequeña cosa, aún tragando carbonilla, mi primera oración de cada día no es otra que esta: Un día más, Dios, para volver a ver pasar vacío el autobús de la seis de la madrugada.
* Maestra y escritora

lunes, 22 de agosto de 2011

Familia en vacaciones




DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
ISABEL Agüera 23/08/2011

Son muchas las veces que he tenido que escuchar en boca de padres idéntica cantinela: menos vacaciones para los hijos, porque, entre otras razones, aludían, pierden el hábito al trabajo y es demasiado el tiempo que pasan sin esforzarse.

¡Claro, una escucha y no puede hablar en el momento que lo desea!, pero, tamaña barbaridad bien se merece este artículo como remota respuesta para todos aquellos padres que, más o menos, piensen y se pronuncian en la misma dirección, ante la realidad de las vacaciones.

Para sintetizar apunto reflexiones de un libro del que soy autora. Referente a la familia se pueden leer cosas como éstas: ser padres es algo más que "sembrar" un hijo y dejarlo crecer a merced de una despiadada intemperie. Un hijo debe ser obra maestra. A ella deben dedicar los padres atención, tiempo, ¡mucho amor!, porque el descuido, la indiferencia, el delegar responsabilidades son plantas que florecen a orillas de las tumbas.

Pero este razonamiento, que puede resultar más bien poético, está más que avalado por las muchas carencias de padres que durante el curso sufren los hijos: reuniones, trabajos, horas extras, descanso, etcétera. La escuela, sin duda, ayuda pero ese cálido recuerdo que debe germinar como antorcha de luz perenne se enciende, o se apaga para siempre, en la familia, en el aula maravillosa del hogar.

Los hijos nacen con una carpeta de derechos debajo del brazo: derecho a la vida, a la educación, derecho a un hogar, derecho al amor. ¡Qué tiempo tan feliz viven los padres cuando los hijos sólo son juego, gracias y poco más.

Pero resulta que los niños, para ser alguien, necesitan testigos, y los padres deberían serlo y estar a la mano para favorecer sus exigencias psico-evolutivas.  Ellos crecen en nosotros y con nosotros. Buen tiempo, pues, el de vacaciones para estar cerca de ellos, vivirlos, escucharlos...
* Maestra y escritora

 

sábado, 13 de agosto de 2011

Manos libres

ISABEL Agüera 10/08/2011 (Diario Córdoba)

 
Un solo dedo que tengamos changado y lo inútiles que nos sentimos. Así que el invento de manos libres para casi todo es como decir: ¡Viva la Pepa! Con mis manos llego aquí y allí, luego no hay mordaza que me impida ir tan campante por la vida, porque como reza en un dicho, todo lo que es hecho, todo lo humano de la Tierra es hecho por manos.
Resulta que estos días pasados en un servicio público, el señor conductor hacía espléndido uso de su privilegio de manos libres, pero- ¡Cómo hacía extensiva esta prerrogativa a su lengua! Todo el recorrido, que fue largo, sin cesar de hablar por el susodicho prodigio con otro conductor que al igual que él hacía uso de "sus manitas libres".
Y en una absurda y personal conversación, ¡kilómetros y kilómetros! La verdad es que no me llegaba la ropa al cuerpo que, por cierto, era como un silencioso altavoz (¡vaya! me salió un oxímoron) que clamaba: "¡Frena, que nos matamos!" Semáforo, paso de peatones, etc.
Las cadenas de la esclavitud --dice una famosa frase-- solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo. Es decir, si la mente la tenemos ocupada en lindezas como las que yo escuchaba aquel día, ¿conducían las manos libres o la mente ocupada de aquel irresponsable conductor?
Me multaron una vez por creer que hablaba por teléfono cuando lo que hacía era sujetarme un pendiente, pero, claro está, no es lo mismo que conduzca yo que un profesional que se supone que, si se ve moviendo los labios es por obligados gajes del oficio; pero es que, por si fuera poco, libertad de lengua y manos que se iban y venían a un micro, de forma que la conducción se reducía a una sola mano y musarañas al canto. Digo yo que, lo de prohibido hablar al conductor, ¿cómo se casa? Manos y mente bien concentrada, por favor, que en un tris se nos fastidia la vida.

martes, 2 de agosto de 2011

Creativos que somows

Qué insustanciales y absurdos me resultan, los anuncios, eslóganes, afirmaciones, frases, etc. sobre creatividad! Los jóvenes sacan la creatividad a la calle, En mi aula se hace creatividad los viernes. Primero, innovación y emprendedurismo (¡vaya tela!), después. Bueno, cosas así por aquí y por allí. Recuerdo una escuela de verano donde participaba con un curso de Creatividad y Lenguaje. De cara a la clausura, se organizó una gran fiesta en la que cada grupo participaría de forma significativa. Música, dibujo, creatividad y lenguaje se aunaron, con el calificativo de creativos, para sorprender en el evento. Y las propuestas todas iban encaminadas a desfilar ante los demás, vestidos, literalmente, de mamarrachos puesto que éramos los creativos.
Por supuesto no participé y sentí auténtica pena al comprobar lo poco o nada que habían servido aquellos cursos. Ser creativo, siempre desde mi punto de vista, no consiste en llevar coleta, los hombres, por ejemplo, diez pendientes, veinte pin up, tatuajes hasta en los pies y vestimentas estrafalarias.
La creatividad es ante todo una forma de entender el mundo y es una forma de vivir. Seamos fundadores de nuestra propia religión personal, dice una famosa frase, y eso equivale a no permitir que el conformismo por todo y para todo nos invada. ¡Claro que es cómoda y potente puerta de escape para eludir responsabilidades! La excusa está servida: No soy creativo. Y ahí queda aparcada la capacidad de crear como si nacer, por ejemplo con nariz, fuera un privilegio. Sucede, eso sí, que hay narices más largas o más chatas, pero hasta eso tiene solución. Suelo decir que vale más, mucho más, el peor original que la mejor fotocopia.
Yo creo que la mayor creatividad radica en tratar de añadir o borrar una simple pincelada torcida que descubramos en el gran tapiz de la vida. Y dar cuerda cada día a la ilusión.
* Maestra y escritora

lunes, 18 de julio de 2011

Buenos Conversadores

DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN  ISABEL Agüera (19/07/2011)

Parece mentira, pero es verdad. Resulta que andaba yo, un día, entre depre, cansada, hecha un asco, cuando decidí aliviar mi deplorable estado saliendo a la calle y tratando de buscar compañía y hablar un rato.
Y he aquí que a bocajarro tropiezo con un amigo que no veía hacía siglos. ¡Vaya, qué bien te veo! --exclamó-- ¡Por ti no pasan años, chica! (¡y dale con el reloj de los años!) Te invito a un café. ¡Ea! --me dije--. Lo que buscaba, lo que necesitaba: buena charla.
Pero, ¡ay, ay! ¡Una hora, reloj en mano, bla, bla, mi viejo amigo, sin darme paso a una sola palabra! Mareada, trastornada, cabreada- Decidí poner fin. Tengo prisa; me tengo que ir. ¡Pues, chica, ha sido un gran placer! Eres una excelente conversadora.
Regresé a mi casa y, ¡cómo valoré el silencio, la soledad y hasta la depre! ¡Claro, algo había pescado! Era una buena conversadora.
Y aunque parezca mentira, es tal cómo lo he contado y la experiencia no cayó en saco roto porque no hay duda que los buenos conversadores son hoy los buenos escuchantes que se cotizan bien caros y son especie a extinguir que habría que proteger.
Recuerdo cómo antaño se colgaba uno de los confesionarios y nuestras historias, penas y alegrías, corrían como el agua por la enrejada ventanilla que nos separaba del silencioso confesor y salíamos de allí más contentos que unas pascuas, pero hoy, ¿qué hacemos con los problemas del día a día? La gente tiene prisa (me parece que yo también soy gente.) La gente tiene bastante con lo suyo como para escuchar a los demás, así que ¡ataques de ansiedad al canto!, como diagnósticos en las múltiples urgencias. De todas formas, escuchar puede ser más rentable que hablar. A mi me valió el calificativo de buena conversadora.
¡Algo es algo! ¡Ah, y una cosa! ¿Serían buenos conversadores los confesores o tal vez bellos durmientes?

lunes, 4 de julio de 2011

Nunca te olvidarçe

IN MEMORIAM




Juan Cabrera era mi cuñado: murió en la madrugada del pasado sábado día 25. El hombre --dice R. Tagore-- no se revela en su historia, sino que lucha a través de ella. Y este aspecto de luchador nato es el que quiero destacar.
A Juan Cabrera lo conocí... ¡ni recuerdo cuándo!, pero era un joven enamorado, inquieto... Sin haber tenido apenas escuela, comenzó sus primeros pasos en el difícil camino de crear su pequeña, gran empresa en aquellos pobres y duros años de la postguerra, entendiendo, asimilando y superando que el ideal está en nosotros, y también, para superar este ideal, está en nosotros el obstáculo que vencer sin decaimiento. Y considero importante y necesario destacar este aspecto, hoy día, más que nunca, por el desánimo que cunde en la juventud.
Juan Cabrera venciendo dificultades a golpe de intuición, trabajo e ilusión se fue elaborando un futuro, eligió por compañera a una mujer inteligente, de familia educada y católica: la popular, para todos, Blanquita, mi hermana, compañera con la que tuvo hijos, formó una familia...
Pero la vida no tardó en mostrarles la mano invisible y poderosa del dolor: dos hijos que como la espuma del mar que flota sobre la superficie del agua, desvaneció el viento, dejándolos sumidos en una eterna interrogante: ¿Por qué-? ¿Para qué?
Hay un proverbio que dice: Eres tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida: Y lo mejor que hizo en su vida fue vivir, seguir viviendo, sacando ilusión de la nada. Hoy ya no está pero desde lo más hondo y sincero de mi corazón, confieso que lo quise, que lo valoré, que lo admiré.

lunes, 20 de junio de 2011

Homenaje a la Palabra

DIARIO  CÓRDOBA

ISABEL Agüera (21/06/2011)


¡Pues resulta que también para la palabra hay homenaje! Aunque en esta ocasión sí que merecido porque, ¡hay que ver cómo se han devaluado y hasta vulgarizado el afortunado término que, por cierto, en mis tiernos años, decir homenaje era sinónimo de tal grandeza que uno se sentía así como a años luz del homenajeado!

Pero, bueno, a lo que iba, ahora le toca el turno a la palabra y en los medios cunden las encuestas: ¿cuál es la palabra más bella del castellano? Y ahí están los resultados: Amor le saca la cabeza en mucho a todas. Y le siguen, tolerancia, libertad, etc.

Hace tiempo escribí un cuento en el que un hombre vendía palabras. La gente, enloquecida, quería comprarlas todas. No obstante, mi filósofo vendedor pedía por cada palabra un alto precio. Por el amor, por ejemplo --decía--, no puedo pedir nada, porque el precio del amor es amar sin precio. ¿La tolerancia? ¡Uy! No está en venta. De cualquier forma, si alguien la desea, la regalo, pero tened en cuenta que, si la necesitáis, jamás seréis tolerantes. Cosas así que, poco a poco, iban subiendo los humos de la clientela, hasta que alguien, más que cabreado, exclamó: ¡Fuera de aquí! Tú no vendes nada. El vendedor dijo: Así es: las cosas que yo proclamo no son mercancía de compra y venta, porque son dominio del alma. ¡Vaya con mi mercader! ¡Qué desfasado andaba el pobre! Hoy día, con un tenderete en cualquier mercadillo y con palabras como, dinero, poder, fama etc. ¡se hubiera forrado!

No obstante las encuestas proclaman como ganadora la palabra amor, y no por lo bien o mal que suena sino porque... ¡Todos queremos más, pero mucho más! Y yo, tal vez ingenuamente, me pregunto: ¿Amor para dar, amor para recibir o amor para votar una tonta encuesta?

Mi voto, si hay que votar, mi homenaje, aunque me salte las reglas del juego, es para la palabra Blanca: era el nombre de mi madre.

miércoles, 8 de junio de 2011

Corre que te pillo

                                                                     

ISABEL Agüera (08/06/2011)

Diario CÖRDOBA


Tengo un "saltaero" --decía una buena mujer-- que no puedo parar. Me hizo gracia la palabreja, más que nada por lo cabalmente que definía al estrés, ya que por experiencia de años puedo asegurar que es como una cuerda loca que se nos dispara sin que podamos controlar y que nos produce tal nerviosismo que una alucinante prisa en todo y para todo se nos instala sin causa que la justifique.
Y es cierto que corren años de tantas prisas para todo, que uno llega a preguntarse: ¿se habrá terminado el tiempo? Porque de la mañana a la noche vivimos en un corre que te pillo imparable. Y allá que vamos, que nos asfixiamos, a los médicos, a los bancos, al trabajo... ¡Qué barbaridad!
¿Y cuándo se supone que vivimos? Porque el estrés nos alimenta pero nos resta lo más importante: vivir los momentos, ver qué hay a nuestro alrededor, quién nos necesita, qué merece la pena, por quién doblan las campanas.
Es curioso observar cómo los seres humanos, dotados de tantos talentos para lograr la felicidad, andamos perdidos en un vivir estresante. Y la vida se torna tal carrera que, interiormente, uno se siente perdido en negra noche donde para siempre se hubiese apagado la luz del sol. Se nos van los días sin un solo espacio vacío para tomarnos el pulso y comprobar cómo sigue funcionando nuestro corazón.
Vivimos muriendo, cuando no tenemos tiempo para un vis a vis con ese otro yo que nos grita: Ora et Labora , y si no nos va el ora cambiémosle por laboris quietisque : trabaja, descansa y mira, cada noche, cómo siguen luciendo las estrellas.

jueves, 2 de junio de 2011

Agresividad o la nada

Más o menos es lo que dijo un importante político de los de lanza en astillero, adarga antigua- (¡que me paso!) Si no eres agresivo, no existes. Dicho está. Que así se escriba y así se cumpla.
Pero la cosa no queda ahí porque otro personaje más sofisticado, más progre, más "in" se dejó caer con otra frasecita similar: si uno no está en Internet, no existe. ¡Qué fuerte! Pero puestos a frasear, voy yo y digo: si no estás en la tele, no existes; si no estás con alguna movida, no existes-
¿Y cómo le explicamos esto a Descartes? Porque, claro, yo estaba convencida de... Catapultam sum . Mis brillantes pensamientos, tenían una contudente explicación: pienso, luego es seguro que existo, pero resulta que una especie de revulsivo me ha puesto a cavilar en lo que tan importantes caballeros han proclamado acerca de la sí existencia o no existencia.
Y he llegado a una conclusión: las piedras existen pero no piensan, y eso creo yo que está pasando hoy día. Son demasiadas las existencia no pensantes pero que con voz propia van y dicen que si no cogemos un arma y nos liamos a golpes a diestra y siniestra, si no llamamos hijo de perra al otro, si no damos miedo a nadie, si no chillamos y pisoteamos a quien haga falta para subir un escalón, si no somos unos hipócritas trepas, si no navegamos perdidos por el tsunami de Internet, no existimos, no hay manos que nos aplaudan, ni focos que nos iluminen. ¿Será que la humanidad se está petrificando?
Alguien lo dijo: si siempre tenemos el arco tenso, muy pronto se nos romperá.
Y no hay duda que la tensión reina, que la violencia se impone, que la agresvidad, la mala leche da frutos, porque la espuma sube y sube, mientras uno se pregunta: ¿y por qué? Soy poca cosa para dar respuestas pero escucho a Franz-Kafka que dijo: en tu lucha contra el resto del mundo, ponte al otro lado del mundo. Y yo voy y me pongo.
*Maestra y escritora

martes, 10 de mayo de 2011

Pena de Muerte

 

Pena de muerte

ISABEL Agüera (11/05/2011)

Tras leer montones de artículos, escuchar tertulias y opiniones de todos los colores, me atrevo hoy a reflexionar en voz alta algo que me cuesta digerir y que humildemente expongo, consciente de que ni por cultura, ni por formación política, ni por nada, seguramente, estoy capacitada para hacerlo, aunque hay un pequeño matiz que me impulsa, no obstante, a ello y así poner palabras a esa voz que habla a todos del bien y del mal: la condición de ser humano por encima de todo. Hay un mandamiento, que escuetamente dice, sin posibles interpretaciones, no matarás. Y alguien, que no recuerdo, dijo: matar a una persona por defender un ideal no es defender un ideal: es matar una persona.
No creo que nadie sospeche siquiera de mi repudia más absoluta hacia el terrorismo y hacia los que lo practican o toleran pero, si más de dos tercios de los países del mundo han abolido la pena de muerte, se supone, supongo que no es precisamente de cara a los santos y pacíficos ciudadanos, sino para todos, sin excepción.
Y ahora resulta que nos alegramos, que festejamos, que aplaudimos, como una gran victoria, la ejecución de un ser humano, de dos de sus hijos, nietos, etc. Condeno de forma rotunda --repito-- a todos los Goliat vengan de donde vengan. Pero, dando por descontada esta obviedad, las noticias estrellas de estos días me dejan perpleja. Sí, porque la palabra matar nos va sonando como a broma, y ya la he oído hasta en boca de niños.
En fin, que no, que me uno al coro de voces que hablan del primor de coger vivos a los criminales, juzgarlos y condenarlos. Pero si este mundo va camino de justificar la tortura, la mentira, si va camino de matar y aplaudir a los verdugos, a los chistosos que usan la palabra ma-to, mejor huir de él. No sé a dónde, pero huir.
La pena de muerte es signo peculiar de la barbarie. Lo dijo Víctor Hugo.

domingo, 1 de mayo de 2011

Resucitar día a día

 

 

Resucitar dia a dia

26/04/2011 ISABEL Agüera
Esta noticia pertenece a la edición en papel.

Es inenarrable el sentimiento que me embarga cada año cuando amanece el Domingo de Resurrección entre olores de azahar, celindas, lirios, flores nuevas, en definitiva, tras la fría y larga noche de Viernes Santo. Es algo así como si, izándome de la tierra, me elevara a la búsqueda de un eterno abrazo con el universo infinito. ¡Qué paz! ¡Qué amor! ¡Qué misterio!
A veces casi exigimos pruebas a Dios para medio creer en El, y las hay, sólo que necesitamos, eso, elevarnos por encima de lo material para descubrirlas, porque están ahí, rodeando nuestro cuello como abrazo de apasionado amante, y están ahí, tan pegadas a nuestras vidas que ni siquiera las reconocemos. Sucede que nos cegamos en la inútil espera de sucesos extraordinarios que podamos interpretar como llovidos del cielo y en respuestas a nuestros divinos desafíos.
Todo en torno mío duerme. Es la madrugada del Domingo de Resurrección, y una especie de plegaria me escucho en los adentros. Gracias, Dios, por haberme dado capacidad de renacer en los difíciles momentos de mi vida y así poder continuar contemplando las estrellas, la Osa Mayor, aquel "carro" que papá me señalaba en las negras noches del jardín de casa. Gracias por resucitar en mí cada mañana la capacidad de amar las mil cosas sencillas que descubro en los días. La vida no es fácil. Las más de las veces, una pesada y punzante cuesta arriba. De ahí que cada día vayamos muriendo un poco, pero de ahí, sobre todo, que cada día tengamos que beber, sorbo a sorbo, el divino elixir del amor y la esperanza, y resucitar, como resucita la primavera, como resucitan los pájaros cada año en sus nidos.
Y termino con versos de un querido amigo R.M. Navarrete: Quiero que existas, Dios / porque si Tú existes en algún lado / se detendrá el reloj en la hora de siempre / y daremos de nuevo cuerda al corazón parado.
* Maestra y escritora

martes, 12 de abril de 2011

12/04/2011

Mano a mano con becquer

12/04/2011 ISABEL Agüera Espejo

¿Qué es poesía? dices mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul. / ¿Y tú me lo preguntas? No, señor Bécquer, yo no lo pregunto, yo, ¿te acuerdas cuando de pequeñita escribía aquellos versos que decían: Era mi casa un panal, era mi vida un sueño, era-? (qué cursi, ¿no?) Pues sí, aquí en Córdoba, Cosmopoétíca, poetas del mundo en nuestra ciudad. Y ya ves, yo conversando contigo, tras ciento cuarenta y un años de tu muerte, contigo, romántico tardío --dicen-- y que... Volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar, /y, otra vez, con el ala a sus cristales / jugando llamarán. Al alero de mi terraza siguen llamando, como lo sigue cada año la primavera, y yo repito tus versos y no te pregunto qué es poesía; lo sé. Poesía son tus palabras que en silencio hacen que me sienta querida, mejor persona, transcendente, universal, casi etérea, casi divina. Poesía son tus palabras, más que escritas --la mejor poesía escrita es aquella que no se escribe-- sentidas, vividas al hilo de un éxtasis cósmico, existencial, palabras nacidas para dar fe de que no hay universidad válida para conceder título de poeta, sino que, más que palabras, son actos porque no es el ruido el que determina quiénes, como tú, son poetas de pura cepa. Tus versos, sí, que, como lira de un apasionado amante, se escuchan, más que se leen, al oído y hacen temblar al alma. Qué hermoso es tras la lluvia /del triste otoño en la azulada tarde / de las húmedas flores el perfume aspirar... Amigos cosmopoéticos: mi admiración y cariño. Con mis palabras, tal vez fuera del contexto de vuestra poesía, quiero sumarme a ese coro de voces y, alzando mi copa degustar en bares y tabernas de nuestra ciudad el singular cóctel vino-poesía. Pero permitirme la libertad de seguir sintiéndome becqueriana y que termine repitiendo lo que en el alma ansío: Por un beso, yo no sé qué te diera por un beso.

martes, 5 de abril de 2011

Días Mundiales

  

 29/03/2011 ISABEL Agüera
Por curiosidad, a la vista de un día sí y otro también, busqué un calendario de días internacionales y, ¡hala! ¡Si hasta la rabia tiene su día! ¡Qué barbaridad! Y digo yo: ¿sirve de algo un año de días con dedicatorias? Mi amigo Ginés, con su mijita de guasa, suele decirme que de una tontería hago una teoría. Sucede que, desde mi punto de vista, ni se trata de tonterías y mucho menos de teorizar sobre las pequeñas cosas que van haciendo tilín a mis cinco sentidos ya crecidos por tantos abonos como la vida propicia, y lo de venga días y venga ollas (¿existirán todavía las ollas? ) que aquí estamos para celebrarlos es sinónimo de indiferencia total, sea el santo que sea. De todas formas, falta por proclamar un día importante, al menos, desde mi punto de vista: el Día Internacional de un Día Cualquiera. ¡Lo dicho! --dirá mi amigo.

 Y no se equivoca. No es tontería porque resulta que no encuentro fecha para tal día. No existe un día cualquiera, un día en blanco en la corta historia de nuestra biografía. La vida, agridulce de una sucesión de momentos que, en cadena, y en el repente de un flash nos ilumina, viene a ser un día único, especial, por muy cualquiera que nos parezca, pero no hay más. Tan solo disponemos de este día, de este momento.

¿Por qué no vivirlo con la exquisitez de lo efímero y lo sublime de lo transcendente y eterno...? ¿Por qué esperar un calificativo para contar con una fecha más en el almanaque de nuestra vida? Y es que, mientras haya tiempo, no podemos sumirnos en el desaliento, arrastrando como lúgubres y deprimentes las rutinas cotidianas. Desde cualquier lugar, a cualquier hora existe la maravillosa posibilidad de poder tomar y escuchar el pulso de la vida que palpita a nuestro alrededor y extraer de esos latidos el néctar preciso para hacernos receptivos a las pequeñas cosas que singularizan cada día de nuestra corta existencia