lunes, 22 de junio de 2015

Tiempo de Jubilaciones

DIARIO CÓRDOBA/OPINIÓN
 23/06/2015
Para trabajadores, en general, y en especial para el magisterio, se viven en estas fechas días de despedida laboral, algo que, paradójicamente, conjuga nostalgia, alegría, dudas, sobre todo, cuando la jubilación se puede anticipar. Poner punto y final a una determinada profesión a la que se le ha dedicado la mayor parte de nuestra vida, puede parecer algo así como si nos diéramos de baja de todo y para todo. 
Es cierto que nos encontramos en una época en la que hay una decadencia del concepto experiencia, es decir, la experiencia incluso profesional, la edad no es apreciada porque representa el pasado. Física y estéticamente, el jubilado ocupa un papel no deseable para la sociedad. 
Mi opinión, no obstante, acerca del cese de un trabajo no es más que una cima alcanzada. Desde niña me he imaginado la existencia como un caminar por aquella línea quebrada que dibujábamos en la infancia, un caminar hacia arriba hasta coronar un pico, lo cual no significa, una vez alcanzado, que hayamos coronado la cumbre. 
Con frecuencia se suele exclamar dando felicitaciones y ánimos a los "cumbreros" de la primera cima alcanzada que suele coincidir con la jubilación: ¡ea, ahora a descansar, ahora la buena vida, ahora a vivir, etc.! Hay una frase que dice: Cuando más trabajo es cuando no trabajo. Si no trabajara, la vida dejaría de interesarme. Por eso, una vez más la conocida frase de Luther King: Si no puedes volar, corre, si no puedes correr, camina, si no puedes caminar anda, si no puedes andar, gatea. Pero hagas lo que hagas, siempre sigue hacia delante. 
Ese es precisamente el gran proyecto tras la jubilación: no quedarse parado viendo cómo camina el mundo, sino seguir progresando e integrados en una sociedad que si no valora la experiencia de los mayores, la necesita. La jubilación, a veces, puede parecer un gran fantasma, pero bajo su trampa de sábana blanca sigue la vida.


martes, 16 de junio de 2015

Vacaciones a la vista

DIARIO CÓRDOBA/EDUCACIÓN 
  17/06/2015


Un año más vacacionamos estás páginas, ventana que nos permite mostrar opiniones, noticias, inquietudes, proyectos, etc. en esta gran aventura que es el educar y que, en breve, será competencia, en absoluto, de los padres.
En mi obra, 'Buenas ideas para educar a los hijos', propongo, de forma sencilla y práctica, infinidad de ideas para una convivencia feliz y constructiva con los hijos, nada más conveniente y necesario para este tiempo de vacaciones. El mejor legado -V. Battista- de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día. ¡Qué hermosa frase ésta con la que coincido totalmente! ¡Y cómo recuerdo las tardes en las que mi padre, tras terminar su trabajo, nos dedicaba tiempo en sana y relajada convivencia para compartir enseñanzas, historias, educación, en definitiva!.
Poco tiempo o ninguno es el que se le dedica, hoy, en exclusiva a los hijos, dado que, por una parte, delegamos -absurdo autoengaño- por completo en los profesores de turno, y por otra, el apretado horario que llevamos y que nos impide ocuparnos directamente de todo lo concerniente a su educación.
Bueno, pues, más o menos, un mes disponemos para proyectar con ellos actividades que de seguro marcarán huellas en su vida y para siempre. El espléndido calor que reinó sobre mi infancia -Camus- me ha privado de todo resentimiento.
Queridos padres: Programar paseos, lecturas, excursiones, secciones fotográficas, hablar, pero sobre todo promover temas y escuchar, sonsacar opiniones, ir al cine, ver la tele... siempre bajo vuestra atenta mirada, siempre bajo vuestro mismo paraguas, siempre con la mirada puesta en el mismo cielo, pero, eso sí, con diferentes ojos porque en los nuestros puede haber desencanto pero en los de nuestros hijos tan sólo hay ilusiones por estrenar.

Colaboremos a que cada estreno sea una fiesta de futuro.

sábado, 13 de junio de 2015

Más que amigos


Recordando a los que fueron más que amigos
Carta al fallecido Juan Luis Gonzáles Ripoll y escrita cuando aún vivía.

... Y yo, como gaviota cansada 
sigo arriando mis vuelos en sus orillas.

Cito textualmente palabras de alguien  que refiriéndose a la amistad me decía: A veces necesitamos mucho tiempo, mucho esfuerzo para ir avanzando en el conocimiento de otro, para consolidar una amistad. Suele ser lo habitual. pero sin embargo hay otras ocasiones en las que el avance del conocimiento se produce a una velocidad tan insospechada que nos deja perplejos. Más adelante añadía: Y este es mi caso contigo. ¿Tú puedes decirme cuál es el misterio?
Hoy, querido José Luis, un amigo común me comunicaba por teléfono tu estado de salud y cómo, ingresado en el hospital, preguntabas por mí y expresabas  tu deseo de verme. En la soledad  de esta casa irrumpió un halo de congoja, al tiempo que mis pensamientos, en un vaivén de recuerdos, me devolvían al amigo entrañable de siempre. Al hombre que me distinguió con su más puro afecto. Al  intelectual que, con tan sólo  un encuentro, me aceptó sin límites, a mí, ingenua discípula de sus muchos méritos y virtudes. 
Por eso a ti, querido José Luis, yo te hago hoy a ti la pregunta: ¿Puedes decirme cuál es el misterio? Creo que, en nuestro caso, sé la respuesta: tú, hombre superior,  me valoraste sin competitividades, sin participar en las conjuras de los necios, porque tus alas siempre se alzaron  por los aires limpios de la generosidad y el reconocimiento.
Tu recuerdo hacia mí en este mal trago, si bien me ha invadido de pesar, me ha reconfortado, no obstante, el alma: le importo a alguien: te importo a ti que eres mucho más que alguien. 
¡Cómo recuerdo, y cuánta emoción y agradecimiento  siento por aquel homenaje que organizaste en mi honor! ¡Cómo  te veo y me veo en tu confortable estudio de la calle del Niño Perdido, dándome ánimos, sentada en la alfombra, junto a tus rodillas, leyéndome  fragmentos de mis propias obras, relatándome  maravillas de tu tan querida sierra de Cazorla...!  Allí, amistad y literatura; allí sinceridad y afecto; allí el triste compartir panoramas que ni son de tu mundo, ni tampoco del mío. 
Te quiero, amigo, te necesito. Quédate un poquito más. Ponte bueno. Necesito que me sigas llamando mi escritora, mi amiga. Sólo así sabré  que lo soy, porque tú eres hombre sumamente selectivo y de palabra.

Y se fue, se desvaneció como la espuma de las olas en la playa, y yo, como gaviota cansada sigo arriando mis vuelos en sus orillas.

lunes, 8 de junio de 2015

El que pacta no come

DIARIO CÓRDOBA/OPINIÓN
   09/06/2015

Bueno, pues eso fue lo que me sucedió a mí en mis tiernos años y en familiar pacto. Se trataba de pactar con mis hermanos unas jícaras de chocolate. ¿Y qué pasó? Pues que la más lista de los siete se comió mi ración, dejándome con la boca abierta y sin saber hacia dónde mirar. 
Una frase de Goethe dice: No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sino tan solo si marchamos por el mismo camino. Y en el caso de mi pacto chocolatero estaba claro que tal vez la ingenua propuesta de mi hermana tenía por camino otra calle: ración doble para ella. En estos días dos palabras se han convertido en muletilla que se engullen nuestro rico vocabulario: pacto y cambio. 
Entiendo poco, nada, de estos negocios entre políticos, pero uno, honesto al cien por cien, me dijo un día en los albores de la democracia cuando mis fervores me reconducían hacia el "apostolado" político: tú no sirves para esto, porque en política, para comer un bocado, tienes que comerte el de otro o lo que es igual; para subir un peldaño, hay que hacerlo pisando cabezas
¡Madre mía qué fuerte! ¡Qué va, si yo no sirvo para quitarle a otro su ración, ni, mucho menos para machacar ni tan siquiera la cabeza de un alfiler! Aprendí a pasar por tonta mirando la mano que con el índice me señalaba la luna, pero temía que la luna no fuera tal sino un enmascarar intereses y hacerme perder mi chocolate. 
Pienso, no obstante --ya voy siendo más listilla-- que no todo el mundo busca en los pactos ración doble y de ahí que perdamos el miedo a estas palabrejas que corren más que el "tío la lista" y esperemos, eso sí, que unos y otros, pacten o no, marchen por el camino que todos deseamos y esperamos que no es otro que el bien de España. ¡Venga, vamos por la madre esperanza!



martes, 2 de junio de 2015

Educar, arte de crear

 DIARIO CÓRDOBA/EDUCACIÓN 
 03/06/2015

De entre las muchas definiciones que sobre educación he leído y escuchado, me quedé hace años con una de Gines de los Ríos que dice:  La educación es la herramienta que ayuda a las personas a gobernar con sentido sus propias vidas.
Me gusta especialmente este concepto de educación porque coincide plenamente con el mío. Desde mis primeros pasos en el magisterio comprendí algo trascendente que he tratado de seguir fielmente a lo largo de mi vida profesional: educar es algo más que instruir a los alumnos en contenidos conceptuales, a fin de que sepan y aprendan mucho sobre determinadas materias. 
Educar ha sido siempre para mí el arte de crear, abrir, despertar mentes para que, desde la autonomía y libertad, puedan regir, administrar, gobernar sus propias vidas. Y desde esta concepción de educación, el maestro, el educador en general deja de ser un mero instructor para convertirse en el guía que, marchando en cabeza y cola a un tiempo, despeje caminos, facilitando así inéditos y dilatados horizontes, creando, en definitiva, escenarios nuevos, significativos y válidos.
Es evidente que se impone, con urgencia y ante todo, diálogo, ejemplo, desdramatización de ciertas actitudes. Se impone, pues, mucho más que nunca el estar al día en todo lo que a intereses de nuestros tiempos compete, y se impone una figura nueva del docente: actual, dialogante, dinámica, inserta en el mundo y conocedora de cuánto sucede a su alrededor. Un maestro que entienda que cada día hay que crear la escuela porque la de ayer, si bien como referencia y mejora, vale para tenerla en cuenta, pero jamás para repetirla. 
Ojalá llegue el día que, por fin, entendamos que educar es, ante todo, transmitir la ilusión de ser fieles al valor trascendente que somos y aprendamos a conocer a los alumnos en todas sus facetas y valores para ser eficaces mediadores en todo lo que a ellos respecta. Es a mi modo de entender, la principal  misión del maestro.