viernes, 25 de diciembre de 2015

Adiós, abuelo




Muy triste relato, pero estamos a tiempo de evitar que se repita.

Al cruzar la zona ajardinada de un bloque me encontré con Jacobo, un día, víspera de Navidad de hace algunos años. Sentado en un poyete, con la barbilla apoyada en una prosaica marrilla, con la mirada turbia, con labios pastosos, con manos temblorosas, con voz lejana me susurró: ¿Me puede decir la hora? Las seis –le contesté, sentándome a su lado- ¿Espera a alguien? Tras unos segundos, sumergido en un reflexivo silencio, exclamó: Ni espero ni me esperan. Ya lo tengo todo hecho y lo único que hago es estorbar.  Aquí vengo y espero a mi nieto que anda por ahí jugando. Así me quito un rato de en medio, pero, ¿yo qué hago ya aquí?
Aquella interrogante, como un dardo, me laceró el alma. Me hice el propósito de pasar por allí cada tarde y acompañar un rato a Jacobo. Sus palabras se repetían inexorablemente: ¿Y yo que hago aquí ya?  
Me alejaba triste. Me llevaba, sin respuesta, las palabras de Jacobo. Dos días antes de Navidad  me despedí de él: Hasta que pasen estos días, Jacobo –le dije-. Que sea feliz con su familia. Se me quedó mirando con una serena mueca que venía a ser  sonrisa  en aquellos labios en los que ya no quedaban palabras.    
Pasada las fiestas y  al  regresar al jardín, con bastante frío, me detuve en el poyete de Jacobo: deseaba, más que nada, el reencuentro con  mi amigo de tantas soledades. Miré, busqué... Por entre la espesura de los arbustos, apareció un pequeño que, con la cartera a rastras, nada más verme, voceó: ¡El  abuelo se ha muerto! ¡Se lo llevaron al cementerio! 
¡Cuánta soledad  en su mirada! ¡Cuánta tristeza en sus palabras! ¡El abuelo se ha muerto! ¡Abuelo, de ojos grises, de labios amoratados, de manos sarmentosas, abuelo de mil caminos, siempre en mi corazón tendrás el rescoldo de  mis buenos recuerdos! Te fuiste sin decir adiós, sin hacer el menor ruido. Quiero volver a verte, abuelo, quiero, ¡maldita sea!,  resucitar tus años y devolverte   a una vida de ilusiones y amor, pero tal vez tu descanso infinito sea como el que sueño: rodeado de paz, de luz, de amor… Tu poyete sigue, y en   el rescoldo que dejaste  yo,  reverente, me cobijo cada día. ¡Adiós, abuelo!


miércoles, 2 de diciembre de 2015

Abramos nuevos horizontes

 ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ACI hecho pero ninguna comparable con la realidad. Os dejo una, pero vamos de nuevo, hoy, al peri¡Vaya amanecer que hemos tenido en Córdoba! Helada en mi terraza no sé cuántas fotos he hecho pero ninguna comparable con la realidad. Os dejo una, pero vamos de nuevo, hoy, al periódico,compañeros y amigos.


DIARIO CÓRDOBA/EDUCACIÓN
 02/12/2015
Nadie duda de que vivimos tiempos de cambios pero la educación siempre seguirá jugando un papel decisivo y trascendente, ya que cada docente, en su quehacer diario, tiene en sus manos el edificio del futuro. Pero el docente de hoy, más que nunca, debe reciclarse de cara a conocer mejor, no sólo las muchas posibilidades de la técnica, sino sobre todo a conocer mejor a los alumnos a los que siempre hemos valorado y evaluado en una sola dirección: la de su inteligencia en el sentido más general e impreciso del término. 
H. Gardner define la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas. La importancia de esta definición amplía el campo de lo que es la inteligencia y reconoce lo que todos sabíamos intuitivamente. Y es que la brillantez académica en determinadas materias no lo es todo.
A la hora de desenvolvernos en la vida no basta con tener un gran expediente académico. Hay gente de gran capacidad intelectual pero incapaz por ejemplo, de hablar en público. Por el contrario, hay gente menos brillante en los estudios que triunfa en el mundo de los negocios o en su vida personal. Triunfar en los negocios, o en los deportes, o en cualquier área requiere ser inteligente, pero en cada campo utilizamos un tipo de inteligencia que no es mejor ni peor que otra, sino distinto.
También es importante la definición de inteligencia como capacidad. No, no se trata de algo inamovible e innato, sino más bien de una destreza que como tal puede desarrollarse, aunque influya el componente genético.
El futuro, pues, no es unidireccional, ni de una sola planta sino múltiple porque así son las inteligencias y el conocerlas, potenciarlas, incentivarlas es la primordial responsabilidad del docente. Pongamos fin al concepto ancestral de inteligencia y abramos nuevos horizontes de cara a  conocer y valorar de forma individual a todos y cada uno de nuestros alumnos, a todas y cada una de las personas para que la luz entre en plenitud y veamos la grandeza del ser humano.