DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
30/09/2014
Políticos y sabios
se reunieron en una gran mansión para ver la forma de encontrar acuerdos con
los que pudieran resolverse problemas mundiales.
Cuando estaban en plena jornada,
irrumpió en la sala una anciana con un ramo de rosas que, silenciosamente,
colocó sobre una mesa. ¡Viejas chocheando! --exclamaron--. Más tarde, entró un
niño cabalgando sobre un palo y alegremente exclamó: ¡Tengo un caballo! ¡Fuera!
¡Fuera, niño...! ¿Quién lo ha dejado entrar? Que lo castiguen, que lo eduquen.
Cuando llegó la hora del refrigerio, lo sirvió un joven ataviado a estilo punki
. Encolerizados aquellos hombres, gritaron: ¡Gamberro, delincuente! Una vez
terminada la sesión de trabajo y con brillantes acuerdos debajo del brazo, se
despedían. De repente, un pacífico perro se les acercó, husmeando sus zapatos.
Uno de los hombres ilustres, de una patada lo espantó, al tiempo que exclamaba:
¡Chuchos callejeros! ¡Que los aten! ¡Que los maten! Y se despidieron
satisfechos; los problemas del mundo, estaban en vías de resolverse.
Hasta aquí
mi relato. Asambleas Generales, Cumbres Internacionales, Reunión de Mandatarios
aquí y allá, y una, yo por ejemplo, que tal vez sea una ignorante, se pregunta:
¿y que hay de las "cosas de comer"?, porque, claro, bien informados
estamos del color de las lujosas indumentarias de las consortes, pero la verdad
es que muchos jubilados, con la pensión que cobran, seguirán sin poder encender
ni una mala bombilla, ni un mal brasero este invierno, ni podrán pagarse sus medicamentos. ¿Y qué hay de la educación?,
porque la verdad es que siguen y aumentan los alumnos que no podrán costearse
estudio alguno. ¿Y qué hay para los jóvenes que ni estudian ni trabajan. ¿Y
para el maltrato animal?, porque aquí siguen en vigor prácticas primitivas y
sanguinarias...Menos reuniones, menos comilonas, menos lujos y más mirar para abajo y saber cómo anda el personal. Por la boca muere el pez. ¡Ay, ay, cómo se lo lleva el río!