martes, 13 de julio de 2010

Aquí hay tomate


 13/07/2010 ISABEL Agüera
DIARIO CÓRDOBA/OPINIÓN
Con estas temperaturas y el morbo del fútbol, ¡para qué lo difícil que resulta dar en el quid de algo que interese al personal! Es por eso que "mi canción del verano" la voy a dedicar a narrar relatos que en un tris nos dejen así como exclamando: ¡Aquí hay tomate! Y sin más preámbulo, allá que voy con el primero que he bautizado con el tierno y romántico título de "Una flor para él".
El, octogenario, cargado de dolores e impotencias, vivía solo en casa de vecinos en un viejo barrio. Cada mañana, en invierno y verano, doblado un sobre un arcaico bastón, salía cada día. Ella, en idénticas condiciones, arrastrando un carrito andador, lo más aseada que alcanzaban sus menguadas capacidades, también salía. El y ella tenían como fin un destino común: la caja de ahorros del barrio. Allí, sentados, con el beneplácito del personal, pasaban las horas uno junto al otro, en silencio, viviendo en complicidad el aire acondicionado en los rigores del verano y la calefacción en los helados inviernos. El un día faltó. Ella, limpiándose los ojos con un pañuelo amarillento, repetía a unos y otros: Se ha muerto, ha sido de repente.
Y a partir de aquel día, ella, cada vez más a rastras con su andador, llegaba puntual y entre sus manos, sin fallar ni un solo día, una florecilla cualquiera que colocaba en la silla vacía de él y por su mente un solo pensamiento: ¿Quién se encargaría de que no faltara la flor cuando ella se fuera?
¡Qué barbaridad y qué ternura! Gente así de chula, haberla hayla, porque, por mucha cara que echemos y por mucho que nos escondamos nuestro corazoncito, no dejamos de ser otras con nuestra respectiva perla escondida.
¿A que aquí hay tomate? Y mi cuento no es cuento sino realidad que con estos ojitos vi, sentí y...  ¡Por favor que son las siete de la mañana del lunes y las dichosas vuvuzelas truenan todavía por mi avenida!

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