miércoles, 29 de agosto de 2012

Soy Agorafóbica

DIARIO CÓRDOBA/ OPINIÓN
ISABEL Agüera 30/08/2012

Dedicado, con inmenso cariño, a todos los que sufren ataques de pánico, ansiedad, fobias, en general, que tanto incapacitan y hacen sufirir.

Siempre un faro, pequeña luz que nos señala el camino,
el fin, por muy oscura que sea la noche.


SOY AGORAFÓBICA
¡Pues, sí! Llegó la hora de que explique algunas cositas, más que nada por si le sirven a quien pueda sufrir esta misma fobia. También para los que me ven con el carrito de la compra domingos y festivos y me recuerdan que está cerrado el súper.

Y que no, que no soy ludópata, ni alcohólica- ¡Qué va! Eso es lo que me preguntaba alguien, a media voz: "¿Es que te gustan las maquinitas?". No, querida amiga, tranquila que no van por ahí los tiros. Agorafobia, para los profanos, es una palabra que procede de los términos griegos ágora-plaza y phobos-miedo. Por consiguiente, la agorafobia es un trastorno de ansiedad que consiste en el miedo a los lugares abiertos por insignificantes que sean y el temor a sufrir una crisis de pánico que, súbitamente, aparece con un cuadro clínico caracterizado por el aumento de la frecuencia y presión sanguínea, la respiración agitada, sudor, sensación de ahogo, mareo, temblores, despersonalización y un largo etcétera de síntomas tremendos por el mero hecho de tener que traspasar el quicio de tu puerta o simplemente por estar de pie en medio de un lugar abierto.

Y, sí, yo soy una más de los muchos seres humanos que viven recluidos en sus casas sin ser capaces de dar un paso fuera de ellas. ¡Y claro que sí, que he salido, que he trabajado, que he luchado y que sí que lo sigo haciendo!, pero, ¡cuánta incomprensión! Por ocupar un aparcamiento reservado para minusválidos un tremendo día en el que no me atrevía a salir del coche, perdí a un muy querido amigo. Sonrisas, miradas y un lago, ¡ejem, ejem!, por estar sentada, por ejemplo, mientras los demás permanecen de pie. Mi vida laboral y mi vida en general, un auténtico calvario, desde niña, pero también una superación sin tregua.

No estás solo, querido agorafóbico. Al menos, somos dos. Agárrate a lo que puedas, sal fuera y camina, aunque sea mirando solo el reducido espacio del paso siguiente. Intégrate en el paisaje de la vida, porque todos, de alguna manera, estamos sometidos a presiones, fobias, miedos... Y ten por seguro que sé, exactamente, cómo te sientes.



* Maestra y escritora





Familia y Educación, hoy




Decíamos hace unas semanas  que educar hoy es todo un reto, y basta una breve reflexión para entenderlo y aceptarlo con todas sus consecuencias.

Nos encontramos en una sociedad que nunca antes en la historia la humanidad se habían producido más cambios en menos tiempo, cambios que llegan a los alumnos a sus principales ámbitos de vida: familia, escuela, ambiente.

En este corto espacio analicemos hoy los problemas surgidos en la familia a la hora de educar a sus hijos. Es verdad que existe una preocupación generalizada, tal vez mayor que nunca, por el tema, pero al mismo tiempo, el desconcierto reina a la hora de constatar que para nada les sirve como modelo la experiencia vivida como hijos en su infancia.

Si analizamos algunas de las pautas que marcan esas diferencias educacionales, tendríamos que comenzar por aceptar cómo ha cambiado la propia institución familiar con respecto a la de hace algunos años. Por lo pronto nos encontramos con que, en la mayoría de los hogares, trabajan ambos cónyuges, y siendo esto normal, ha producido el lógico cambio de roles, en muchos casos, en la pareja que se simultanean la atención y educación de los hijos.

Los hijos por su parte estudian, trabajan con horarios múltiples por lo que difícilmente hay comidas familiares. Tampoco la puerta de los pisos se cierra para todos a la misma hora. Los temas de conversación, los gustos, el vocabulario, etc. distan mucho de ser lo que eran.

¿Qué hacer, pues para educar en responsabilidad? Se necesita, ante todo, querer, porque ser padres, educar, hoy es ante todo cuestión de actitud: Los hijos son lo más importante, y deben estar en el número uno de prioridades de los padres, por lo que habría que promover foros familiares de encuentro y diálogo, foros de formación y reciclaje, dejando a un lado ceremonias y discursos y aceptando de antemano que ellos son también hijos de los tiempos, de los medios, de la calle…

Echémosle una mano y para ello nada mejor que escuchar, compartir, convivir y dejar de un lado tantos reproches, reprimendas y comparaciones. Ellos jamás serán copia, repetición de nuestros modelos.

Apoyo, sí, cuando se sientan inseguros. Estímulo, orientación, paciencia, firmeza, humildad, etc. Ingredientes imprescindibles para educar hoy, en familia.

lunes, 13 de agosto de 2012

¡Pobres Jubilados!

DIARIO CÓRDOBA/ OPINIÓN
Isabel  Agüera 14/08/2012


¡Como que no he podido dormir esta noche! ¡Pobres jubilados, sí, y pobres mayores cargados de necesidades y amenazados, al parecer, con bajada de pensiones! Se lamentaba, con lágrimas en los ojos y cargada de razón, una señora que a diario compartimos unos minutos de descanso en el jardín de mis paseos mañaneros. ¿Cómo voy a poder pagar luz comunidad, contribución, seguros, medicinas, IVA, etc.? -decía-. Y añadía: con lo que cobro yo al mes no tienen ellos ni para desayunar un día y dicen que las pensiones también las van a recortar.

Nosotros, vosotros, ellos y la señora del paseo me han dado la noche. Y es que yo estaba con ella que, con tantos motivos, así se lamentaba. ¿Acaso jubilarse, cargado de años de trabajo, conlleva la jubilación de gastos? ¿No es cierto que al día siguiente de la jubilación te reducen la paga a la mitad o menos? ¿Y no es cierto que no te reducen la luz, los impuestos, los medicamentos? Un jubilado, cuando enciende la luz da igual que esté solo o acompañado, da igual que sea o no pensionista, el contador no respeta y el pisito que, con miles de esfuerzos, pasó a ser propiedad, sigue pagando la misma contribución para un habitante que para veinte.

No, no es justo y espero que los temores de la señora no se cumplan porque bastante tienen con sufrir deterioros físicos, soledad, enfermedades y, si acaso, una mantita por los pies para calentarse o un abanico para refrescarse.

Por nuestros padres, abuelos y mayores en general, una reflexión y una protesta que llegue a "ellos", sean los que sean.

No me puedo tragar las palabras. Siempre estuve del lado de los débiles y, en este caso, los jubilados de hoy son, somos, los sufridores de una maldita posguerra que nos privó de hasta  lo más básico, y que, para casi todos y todo fuimos, somos, una generación perdida que, no obstante, trajimos hijos al mundo, vivimos pacientemente bajo el yugo de una dictadura, luchamos hasta volver a poner en pie a España.

¡Pobres jubilados, abuelos canguros y remanso de hijos parados, hoy!


 Escritora