miércoles, 29 de septiembre de 2010

Así se educa

DIARIO CÓRDOBA

El milagro es lo que importa. El santo, tres familias que muy cerca de mí comían el pasado sábado en una terraza y a las que aquel día aplaudí en silencio y hoy quiero hacerlo públicamente, dedicándole esta carta.
 
En total seis niños de cuatro a siete años que correteaban jugando por los alrededores. De pronto, los vi en complicidad que se traducía en puñados de monedas extraídas de una averiada máquina de pelotas. En contenidas carcajadas, entre ingenuidad y picardía, corrieron a revelar a los padres tan insólito placer.

Y mi expectación, que sin perder paso observaba el trajinar de los niños, se subió por las nubes esperando ver cómo reaccionaban aquellos padres. Ese dinero no es vuestro –les explicaron-. Perteneces a alguien que se busca la vida con esas maquinitas. Así que vais a la barra y lo entregáis.

Los pequeños, todos, hasta el de cuatro años, desfilaron, y yo creo que con gozosa responsabilidad, a depositar sus preciadas monedas en manos del dueño del bar. Sinceramente me sentí feliz.
Sí, queridos padres: así se educa. Tened la seguridad de que a esos niños les caló tan hondo aquella sencilla lección que jamás protagonizarán robo ni corrupción alguna. Desde mi mesa, las reflexiones me comían y en ellas, más que ninguna, la maravillosa tarea que puede ser educar, dialogando, razonando, conociendo el camino recto a seguir en cada ocasión, y las ocasiones, a lo largo de los días, son muchas.

Hay, no obstante, que estar muy atentos y no dejar pasar momentos únicos e irrepetibles. Momentos cruciales donde el ejemplo, la honradez, la justicia, la responsabilidad, etc. se hagan destacar, sencillamente, porque el hombre capaz de hacer fácil lo difícil es educador. Y aquellos padres lo fueron.

Por ello, si llegan a leer esta carta, quiero que sepan que los felicito y que ojala muchos padres caigan en la cuenta de que así, sólo así, se educa.

martes, 21 de septiembre de 2010

Genración ni-ni

  Generacion ni-ni

21/09/2010 ISABEL Agüera
Como todo un prodigio me lo contaba una madre: "Pues, nada que le doy al niño un catálogo de juguetes para que me diga qué quiere para su sexto cumpleaños y el niño, sin mirarlo, lo cierra y exclama: ´De aquí, nada. Quiero una PSP´" (Qué ricura de niño ). "Y claro --añadía la madre--, como sus amigos la tienen..."

Y yo punto en boca, pero ni-ni total; ¡ni idea, vaya! Así que en cuanto pude gugleé hasta dar con el invento. Sí, se trataba del último modelo de Play. ¡Un pastón! ¡Menudo tema el de los ni-ni!

Los sociólogos han hablado y han colocado rotunda etiqueta a nuestros adolescentes y jóvenes: ni estudian, ni trabajan, y ahí queda eso. Me confieso aprendiz de todo y, por consiguiente, respetuosa con las opiniones de los doctores. Pero estoy atenta, con los ojos bien abiertos, a cuanto se mueve a mi alrededor y oyendo, leyendo y viendo, me pregunto: ¿Qué va a pedir el niño de la PSP cuando se canse de ella? ¿Y que le van a poner en las manos sus padres? ¿Libros para estudiar? ¿Herramientas para trabajar?

 ¡Ni soñando! Carpetazo a tan molesto catálogo y a seguir viviendo del chollo de unos padres, de una escuela de una sociedad que de la noche a la mañana se han tornado críticos y exigentes.

Ya sé que los tiempos son otros, y en ellos estoy, porque, ¡ni recordar los NI de mi generación! Pero el progreso no equivale a permisividad y competitividad, ni antes, ni ahora, porque extremos tales dan como resultado traumas por todo aquello que no está al alcance de nuestros retoños.

Yo creo que nos hemos changado todos porque por mucho que conjuguemos el presente, el pasado y el futuro, la ley de la atracción nos dice, en todos los tiempos, que semejantes atrae a semejantes, lo que equivale a sembrar antes para recoger después. Los jóvenes nini no han surgido por generación espontánea; son el fruto de nuestro árbol particular.



* Maestra y escritora

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Queridos Maestros/as

Portada > Educación


CARTAS.

Queridos maestros

15/09/2010 ISABEL AGÜRA ESPEJO-SAAVEDRA
Nuevo curso y nueva esta sección que he titulado ´Cartas´, ya que quiero dirigirme especialmente a destinatarios variopintos e implicados en el ámbito educativo.

Como no podía ser de otra manera, empiezo por dirigir esta primera a mis queridos maestros, ya que ellos son en estos días protagonistas que volverán a abrir las puertas de sus respectivas aulas para una nueva andadura en esta maravillosa tarea de crear y compartir un futuro en el que tal vez no cumplamos años pero en el que nuestros pasos podrán grabar caminos de ilusión y esperanza.
Y en el umbral de este estrenado día, como hermana mayor, invito a una seria reflexión acerca de nuestros esquemas educativos porque puede que se nos hayan quedado trasnochados y, por consiguiente, invalidados para avanzar, y un maestro no puede permitirse el estancamiento porque eso equivaldría a estacionarse en punto muerto en tanto que los alumnos nos aventajarían en el camino sin guía que despeje de matorrales y malas hierbas horizontes perdidos en la oscuridad de un mundo empeñado en dar de lado amaneceres y hacernos caer en la trampa de ocasos sin remedio.

Nuevo curso, nuevos o viejos alumnos.

Que lo importante sea conocer sus caras, sus nombres, sus vidas, antes, mucho antes que su número. Importante esa primera sonrisa que todos y cada uno esperan, y esas primeras palabras de acogida que no defraude la carga de sueños que llevan sobre sus espaldas.

Importante humanizar antes que tecnificar, ilusionar, antes que enseñar, individualizar, antes que generalizar y valorar sin vara de medir porque las palabras de un maestro tienen que ir en línea con la mejor alabanza que pueda hacerse de cada uno.

Y mi sueño, UN CURSO MÁS, no faltar a la cita de ese momento único de recibir a los alumnos.
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sábado, 4 de septiembre de 2010

CIELO EN REBAJAS




Cielo en rebajas

26/08/2010 ISABEL Agüera

¡Hay que fijarse lo que se ha rebajado el pecadero! Sí, porque en mis años de niña y joven se entraba a la Misa con tupido velo hasta la cintura, manguitos, medias y cuello alto. Y para más inri la autoridad del monaguillo se imponía a la chiquillada de forma que se plantaba en la puerta de la iglesia y, si no le caías bien, pues que no entrabas. En más de una ocasión tuve que dar la vuelta y quedarme compuesta y sin novio: ¡Tú no entras, nena, que eres mu fea! (creo que sí, que era feúcha). Y, claro, para ese pecado no había confesionarios, pero, ¡a bien que no era larga la retahíla! Mirar, pensar, soñar, vestir, caminar...

¡Cuántos pecados colgados siempre a nuestras conciencias infantiles! Bueno, pues, ¡a lo que voy! En verano, y en lugares de costa, me apetece un montón entrar a las iglesias vacías y, a media luz, escuchar la voz del silencio, la voz de un Cristo que parece decirme: ¡Qué solo y abandonado estoy! Las voces también del incienso, las velas, los rezos...

Una mescolanza de ondas pasadas y presentes por las que me gusta navegar, buscando el justo punto medio en que debo situarme. Resulta que en uno de esos éxtasis veraniegos me tropecé con una pandilla de mujeres y hombres que, en bañador puro y duro, entraban, genuflexioneaban, se santiguaban y, santo por santo, recorrían altares, comentando en voz de grito, riendo, etcétera, mientras yo seguía mirando al Cristo que suspiraba: ¡El cielo anda de rebajas, hija!

Lo suyo hubiera sido que yo alzando un látigo (¡qué barbaridad!) los hubiera arrojado del templo pero, ¿quién se atreve ni tan siquiera a levantar una mano con los navajeros que circulan hoy día? En serio: el tema merece una reflexión. ¿Es que ya todo está bien? No, por favor. Al menos conservemos la estética para saber dónde pisamos. Si el cielo anda de rebajas, no lo quiero. Me quedo con el Cristo suspirante y suspiro.

* Maestra y escritora





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A MI PLIM

12/08/2010
12/08/2010 ISABEL Agüer
Pasa que, como en la oca, tengo que tirar cuando me toca y, a veces, las noticias, que corren más que el tío la lista de mi pueblo, se van quedando fuera de comba, pero, bueno, a lo que voy, al tema del buka islámico, Sí, ahora, cuando aquello de... Todos somos España, la vuelta ciclista, la visita de la Obama (dónde he oído yo esto) y etc., han ocupado, y ocupan, la letra gorda de los medios.
En mi cabeza, cabezota para ciertas cosas, el rumrum de noticias que no cesan hasta que no voy y suelto lo que pienso, consciente de lo poco o nada que pueden importar mis filosóficas reflexiones, porque, ¡vamos a ver!, desde luego lo de caras tapadas, ¡tararí que te vi! ¡Quién sabe lo que se oculta tras la sábana blanca de un fantasma! En mis tiempos de niña se trataba de un pecado, ¡y gordo!, aunque eso sí, siempre el mismo: ¡Vaya usted a saber!, pero en estos, con los pecados que cunden...

La cara tiene que ir bien al descubierto pero lo que no me convence es que se alegue que es por lo que se supone que conlleva de sometimiento y gusto al varón islámico, porque puestos a hablar de sometimientos, ¿qué hemos hecho, qué hacemos todavía las mujeres por gustar a los respectivos? Operaciones quirúrgicas, modas, planes de adelgazamiento, etc. Y la boquita bien cerrada, que ellos las prefieren así. ¡Tontas que somos las mujeres! ¡Que se operen ellos! Aunque ya más de uno, es verdad que se mira la barriguita y va y le dice: ¡Canalla, cervecera! Contigo acabo yo. ¡Y a correr a golpe de infarto!

Tampoco me convence del todo eso de que lo hacemos más por agradar a otras mujeres. Lo mejor, digo yo, que sería hacerlo por gustarnos a nosotras mismas, las del burka y las de silicona y las de nada de nada.

Somos hipócritas a reventar y, bueno, si por agradar a su hombre la mujer se viste de mona, ¡a mí plin!, pero de puertas para adentro!

 
* Maestra y escritora