sábado, 26 de mayo de 2012

Salvan al maestro

 DIARIO CÓDOBA/OPINIÓNAgüera
 22/05/2012

 
¡Si es que soy una empedernida sentimental! ¡Pues no que voy y siento pena de mis maestros! Yo creo que es por eso de que "alma sola ni canta ni llora", y al magisterio, bendito cuerpo al que amo, respeto, valoro y al que pertenezco, ¡ni hablar de dejarlo solo! Bien merece, al menos un dúo que le permita cantar o llorar.
Y la verdad es que más que llorar, lloriquean ante su actual situación, tras largos años en los que no solo han opositado, luchado, soportado y, al fin, con mucho esfuerzo, conquistado, un sueldo, como mínimo, digno, y que hoy por hoy, recorte va y recorte viene. Este amanecer fresquito de feria, mi cabeza es como noria gigante que repite a cada vuelta: ¡Ya está bien! --¡cómo se aprende en la tele!--. No soy experta en nada y me da igual fulanito menganito o zutanito, políticamente hablando, pero yo creo que no es igual pelar que trasquilar ni recortar que podar.
A lo que iba: Que sí, que que los árboles han crecido tanto que ya nos impiden ver el bosque y no hay más remedio que echar mano a las tijeras, pero, ¡vaya si se precisa aprendizaje para su manejo! No basta con, tris-tras, tris-tras. Fue, exactamente lo que yo hice, metida a barbera: trasquilé a mis alumnos, allá en un pueblecito lejano.
Lo suyo, y es mi modesta opinión, sería podar, palabra que según la RAE significa cortar o quitar las ramas superfluas que las hay ¡así, así! ¡Madre mía cómo han proliferado! Todos las conocemos y todos a regañadientes las hemos abonado. Podarlas nos permitiría ver, al menos, un rayo de sol por dónde retomar el camino perdido y continuar creando, produciendo con esperanza porque las cosas dejan de existir cuando se deja de creer en ellas. Recortar es hacer algo más pequeño.
 Al magisterio habría que ¡ni tocarlo! No se le puede disminuir un ápice la esperanza, porque, aunque el mundo se acabe mañana, hoy tiene que seguir sembrando.



* Maestra y escritora





martes, 8 de mayo de 2012

Alumnos productivos

Alumnos productivosISABEL Agüera 08/05/2012


Tema pendiente desde hace tiempo, cuando leí en uno de mis artículos de esta sección un comentario firmado por "Alumnos productivos". Mi agradecimiento por sus elogios y mi respuesta a una deuda que dejé pendiente y que hoy trato de saldar.
Entre otras cosas decía el comentario: los profesores sois unos superdotados y para usted escribir, una rutina, etc. Bueno, pues, querido o queridos alumnos productivos: en primer lugar, cumplir con el deber y hacerlo sin reservas, sin trampas, con total honestidad no es ser superdotado, simplemente a eso yo le llamo ser profesional que equivale a producir lo que en conciencia es nuestro deber y responsabilidad.
También deseo matizaros cómo veo yo el tema de la rutina. Si creéis que para alguien el trabajo de escribir, en este caso, como el de otros muchos, puede ser una práctica rutinaria, os equivocáis. ¿Cómo os explicaría para que me entendáis sin falsas interpretaciones? Sí, casi que llevo toda mi vida escribiendo, amén de todo lo demás que mencionáis, pero os puedo asegurar que son muchos, muchos los días que se me pasa por la cabeza arrojar la toalla: días de total depresión, de dolores físicos, de grandes problemas, de luto riguroso, de muchas lágrimas, días de estar frente a esta pantalla sin encontrar camino por dónde dar un solo paso más.
Resulta, pues, que no hay varita mágica que nos active la cuerda y nos ponga a funcionar. Por consiguiente, ¿soportar la rutina, sobrevivirla y producir en ella? ¡Difícil, amigos, muy difícil!
Para mí, ser superdotado de verdad es el "levántate y anda" cada día, a cada edad, en cualquier circunstancia y hacer de la vida un constante esfuerzo de superación. Los seres humanos nos parecemos todos y lo que nos pone es la buena vida, pero en un plis plás la vela se nos apaga sin más.
¡Qué bello sería que dejara en el aire una zigzagueante fogata blanca!.



* Maestra y escritora