jueves, 19 de noviembre de 2015

Hoy es el Día del Niño

Amigos: hoy es un día gran día para todos los que amamos y trabajamos a favor de la infancia. Hoy es el Día del Niño.

Os transcribo parte de un artículo de mi obra, "Mensajes a Padres". Sinceramente, me parece de gran interés para todos.  


 La llave del futuro estará siempre en manos de la infancia. 
¡Ojala sepamos enseñarle
cómo abrir puertas y no cerrárselas 
con los  fuertes cerrojos de la marginación y el olvido.

Tanto Platón como Aristóteles escribieron sobre la infancia. Platón sostenía que los niños nacen ya dotados de habilidades específicas que su educación puede y debe potenciar. Sus puntos de vista siguen hoy vigentes en la idea de las diferencias individuales ante una misma educación.
Aristóteles, por su parte, propuso métodos de observación del comportamiento infantil, que fueron precursores de los que hoy aplican los investigadores. Durante varios siglos después, apenas hubo interés por el estudio del niño, al que se veía como un adulto en miniatura, hasta que en el siglo XVIII el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau se hizo eco de las opiniones de Platón, postulando que los niños deberían ser libres de expresar sus energías para desarrollar sus talentos especiales.
Es por ello que es de suma importancia que el niño sea contemplado en sus primeros años  y en el  reducido, pero riquísimo escenario que son los ámbitos por excelencia de su educación y  aprendizaje: hogar y escuela. Sí, a ese pequeño  gran ser humano, desconocido por los mayores, al que hacemos objeto de nuestras anticuadas manías sobre la práctica educativa,  al que manipulamos, chantajeamos,  al que tantas veces, sin saberlo, humillamos, al que ignoramos y en el que  solemos ver más al adulto que deseamos que sea que al niño que en realidad es, y al que, siguiendo modas actuales, en muchas ocasiones, explotamos con total irreverencia a su derecho a vivir en plenitud la infancia.
Sí, a esos pequeños, hijos, alumnos,  que oyen cosas, dicen cosas... hay que prestar atención, cariño, comprensión y, ante todo,  saber o recordar que la  naturaleza dota a los seres humanos de momentos únicos, de etapas de especial receptividad y capacidad para determinados aprendizajes.  
Pero corren tiempos en los que los mayores, olvidados del gran valor que es la infancia, pretenden, cuanto antes, inscribirlos en la maratón de la vida, y exponerlos a correr, a competir,  sin importar para nada que la infancia se convierta  para ellos en una mísera anécdota.
El niño es el gran valor que debemos custodiar. Hagámoslo conscientes de nuestra gran responsabilidad y de la  gran trascendencia que para ellos supone.