Opinión
DIARIO CÓRDOBA
13/10/2009 ISABEL Agüera
DIARIO CÓRDOBA
13/10/2009 ISABEL Agüera
Hace pocas fechas hemos celebrado el D. I. de las Personas Mayores y, si bien a toro pasado, quiero invitar con este breve artículo a una reflexión que nació conmigo aquel día ya lejano de cuna y pañales. Como introducción, un divertido cuentecito.
Un anciano, que se jactaba de joven, se encontró, cierto día, con un amigo de la adolescencia, al cual llevaba años sin ver. Le dijo: ¡Hombre, amigo, qué sorpresa! ¡Pero qué bien te conservas! ¡Si por ti no pasan años! ¡Si estás hecho un chaval! El hombre que tales lisonjas recibía, mirando fijamente a su amigo, con gran dignidad, dijo: Lo siento; usted me confunde con un loro. Y se alejó con indiferencia.
Es cierto que, a veces, ingenuamente, piropeamos a diestra y siniestra como estrategia para ser correspondidos, aplaudiendo, hasta con las orejas, el autoengaño que conlleva el escuchar que los días no pasan por nosotros, que estamos igualitos que ayer, mejor, si cabe --¡valiente mentira!--.
Y los años pasan para todos y nos van dejando sus huellas pero yo creo que lo importante es vivir el presente con los ojos bien abiertos, sin nostalgias absurdas del pasado, creando ilusiones, caminando de la mano del progreso, sin estacionarse, sin registrarse en el bando de los que dejan de tener proyectos y se limitan a ver la vida como paisaje que contemplan en el tren parado de una estación cualquiera.
El ser joven, el ser mayor... no es cuestión de años más o años menos sino del bagaje personal que, por una parte, la vida impone y por otra cada uno se aplica.
¡Ah! Y ayer quise comprar unas hojas disecadas para mi salón de otoño. ¡Seis eurazos! ¡Qué barbaridad! Hoy, al regar mis macetas, he descubierto grandes hojas secas de mis pilastras. ¡Qué guay! Ya tengo otoño en mi salón y tiene la belleza de lo natural y, aunque hayan cambiado de color, han pasado del verde a un resplandeciente oro.
* Maestra y escritora
* Maestra y escritora
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