Tema pendiente desde hace tiempo, cuando leí en uno de mis artículos de esta sección un comentario firmado por "Alumnos productivos". Mi agradecimiento por sus elogios y mi respuesta a una deuda que dejé pendiente y que hoy trato de saldar.
Entre otras cosas decía el comentario: los profesores sois unos superdotados y para usted escribir, una rutina, etc. Bueno, pues, querido o queridos alumnos productivos: en primer lugar, cumplir con el deber y hacerlo sin reservas, sin trampas, con total honestidad no es ser superdotado, simplemente a eso yo le llamo ser profesional que equivale a producir lo que en conciencia es nuestro deber y responsabilidad.
También deseo matizaros cómo veo yo el tema de la rutina. Si creéis que para alguien el trabajo de escribir, en este caso, como el de otros muchos, puede ser una práctica rutinaria, os equivocáis. ¿Cómo os explicaría para que me entendáis sin falsas interpretaciones? Sí, casi que llevo toda mi vida escribiendo, amén de todo lo demás que mencionáis, pero os puedo asegurar que son muchos, muchos los días que se me pasa por la cabeza arrojar la toalla: días de total depresión, de dolores físicos, de grandes problemas, de luto riguroso, de muchas lágrimas, días de estar frente a esta pantalla sin encontrar camino por dónde dar un solo paso más.
Resulta, pues, que no hay varita mágica que nos active la cuerda y nos ponga a funcionar. Por consiguiente, ¿soportar la rutina, sobrevivirla y producir en ella? ¡Difícil, amigos, muy difícil!
Para mí, ser superdotado de verdad es el "levántate y anda" cada día, a cada edad, en cualquier circunstancia y hacer de la vida un constante esfuerzo de superación. Los seres humanos nos parecemos todos y lo que nos pone es la buena vida, pero en un plis plás la vela se nos apaga sin más.
¡Qué bello sería que dejara en el aire una zigzagueante fogata blanca!.
* Maestra y escritora
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