jueves, 3 de abril de 2014

Carta al Señor Gallardón



Diario Córdoba / Opinión
ISABEL Agüera 03/04/2014


AYER


HOY
                                             
Estimado señor: me alegraré que al recibo de esta se encuentre bien. Yo, bien, aunque bastante picadilla con su señoría. Permítame que le cuente algo, que no es un chiste, sino realidad pura. En una ocasión, un inspector, al que habían calentado la cabeza con mis métodos creativos, visitó mi aula. Sin más, se dirigió a un chavalillo que, como sucede siempre y como se dice ahora, le faltaba un hervor: a ver, tú mismo, ¿dónde nace el Miño? El chiquillo con menos chicha y menos voz que un mosquito, contestó: en su casa. Echándose las manos a la cabeza, el gran inspector, vuelto hacia mí, exclamó: ¡menos, creatividad, señora Agüera, y más geografía, escritura, lectura! ¿Me permite -le dije- que le pregunte yo a todos? En la pizarra escribí la pregunta. A una los niños contestaron: en Fuente Miña, provincia de Lugo, etc.
¡Bueno, bueno, señor Gallardón! Siempre lo he considerado inteligente y modosito, pero a mí personalmente me ha dado dónde más duele: en la educación. Verá, con respecto al paro y a la corruptos que somos los andaluces, referentes de esta tierra, según sus palabras, solo le digo: el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra, pero, ¿tiene idea de cómo ha cambiado el tema educativo en Andalucía? Algo así como si de la nada, y se lo digo por experiencia, hubiéramos ido creciendo en grandes centros escolares, instalaciones, medios, tecnologías, especializaciones, profesorado, métodos… ¿Sabe quién me ha enseñado a manejar el wasap? Pues, mi nieto de seis años. ¿Y sabe quién me traduce palabras del inglés? Mi nieto de ocho. ¡Y claro que precisan más de todo, faltaría más!, pero a mis maestros, porque los considero míos, con menos sueldo y más horas de trabajo, no se les puede insultar sin conocer -eso parece- nada más que el resultado de unas encuestas que, como las de aquel inspector, hacen que los alumnos confundan el aceite con el vinagre. 
Con una gota de miel se llega más lejos. Ya sabe, más votos, señor Gallardón. ¿Pelillos a la mar? Saludos.

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