martes, 19 de junio de 2012

Tiempo de exámenes


Quedan pocas fechas para finalizar el curso y tanto niños como jóvenes se enfrentan en estos días a exámenes que determinarán si logran aprobar o si por el contrario les espera un largo verano de estudio.
Ante esta realidad que están viviendo los alumnos, por supuesto, pero de la que participan mucho los padres, creo conveniente un alto para reflexionar acerca de lo más conveniente de cara a la mayor ayuda que podamos prestarle en estos días y que, a veces, por ignorancia, que la buena voluntad no falta, se traduce en continuas amenazas o, todo lo contrario, en felices promesas. "Como suspendas, no hay tal o cual cosa. Como apruebes, te compraremos esto o lo otro".
Desde mi punto de vista, y en primer lugar, los padres deben ser siempre motor de comprensión, aliento y ayuda. Y esto no quiere decir que muestren indiferencia por unos resultados o por otros, sino que procuren inyectarles mensajes optimistas, ilusionados, esperanzadores, serenos, sobre todo, sin dar de lado a lo más importante: dedicación, tiempo para compartir estudio, posibles baches y dificultades. Muy importante también el saber que necesitan tiempo de ocio que los relaje y desconecte del atosigamiento al que, por lo general, entre maestros y padres, los tenemos sometidos.
De gran interés para todos es salir airosos de prueba tras prueba en junio pero no debemos olvidar que el curso termina en septiembre y que no se acaba el mundo porque a un niño le quede una o dos asignaturas para repasar. A veces, lo que fastidia a los padres, más que nada, es tener en vacaciones preocupaciones tales.
Pero no pasa nada. Todos los niños no son lumbreras en todo y para todo. El aprendizaje es cualquier cosa menos una maratón. Son muchas las cimas alcanzables y no podemos exigir a todos que coronen la máxima, porque de hacerlo así, no alcanzarán ninguna.


lunes, 18 de junio de 2012

Yo y usuario

DIARIO CÓRDOBA/ OPINIÓN
19/6/2012

¿Soy yo, eres tú, somos los dos? Oigo voces, cuando escribo, que discrepan, que ironizan o, sencillamente, que aplauden. Bueno, ¡pues que editen lo que quieran! Coloco un wiki y empiezo.
Cada vez que oigo, y es con frecuencia, decir que para esto o para lo otro se crea un comité de sabios, ¡pues nada que es como si me llegara un soplo de esperanza!, porque me suena a cosa tan gorda la palabra sabio que pienso cómo unos cuantos reunidos pueden ser magos que le den solución a todo lo que les echen.
Pero a la vista de esta proliferación de la especie, ¿tantos sabios hay? ¿Acaso lo que sucede es que la sabiduría anda de rebajas? Porque, hasta hace poco yo tenía interiorizada la imagen del sabio como la de un erudito, etc. filántropo, un mirlo blanco, ¡vaya!
¡Corta, corta y no me vengas con milongas, niña! --soy el usuario--. ¿Me hablas de un dibujo de tu mente? Una cosa son los sabios de los cuentos y otra bien distinta los sabios de esos comités que dices. Confórmate, hoy día, con esta definición: sabio es cualquier humano que esté algo acharolado y que, por causas variopintas, le saque la cabeza a los de su tribu.
¡Qué desilusión, usuario! Esos atributos están a la mano de cualquier buen comprador, ¿no? Sí, y a muy exiguo precio. Así que basta estraperlear un poco, adquirir el título de sabio, colocárselo en la frente y lo que ves: Por muchos comités que inventen no se ponen de acuerdo ni para arreglar el patio y, escucha lo último que no estás al loro: El invento del día va por lo tecnócratas. ¿Lo pillas?
¿Tecno qué, has dicho?
Nada: más de lo mismo.
¡Tiene tomate este usuario! Tendré que investigar, pero el invento este no me dejas avanzar. El wikear me complica la vida. Mejor la soledad de mis palabras.
¡Claro, mujer! Lo mismito que los sabios y los tecno: que los demás callen que para hablar ya están ellos y para pagar, todos. ¡Viva!









sábado, 16 de junio de 2012

Carta a mi hija Isabel

DIARIO CÓRDOBA
EL DÍA DE UN SUEÑO

A mi hija Isabel María


Esto era una vez una niña que tuvo un sueño: Vio correr por el firmamento una brillante estrella. La ilusionó de tal forma que se dijo: No despertaré hasta llegar a alcanzarla. Y corrió tras ella largos días, largos años, difíciles momentos, costosos esfuerzos, férrea voluntad, pero, al fin, la pudo acariciar entre sus manos.
Sí, hoy ha sido el gran día de aquel sueño tuyo de niña: Trabajo, días y horas de aprendizaje, esfuerzo, constancia e ilusión siempre en cada etapa de tu vida sin cesar en tus grandes responsabilidades como madre, maestra e hija maravillosa.
Mi querida hija: ¡Qué felicidad y qué emoción el verte, al fin, bailar en un gran escenario! Desde que te soltaste de manos en el andar, bailabas y desde que te soltaste a hablar, repetías: Quiero bailar flamenco. Y lo has conseguido y es por eso que, aunque te siente mal esta carta, la escribo, en primer lugar para felicitarte -me faltaban manos para aplaudirte y me faltaba corazón para quererte como mereces.
En segundo lugar, y no es menos importante, porque una vez más me reafirmo en la creencia de que los sueños son necesarios y son posibles. Tener un sueño, perseguirlo, contra vientos y mareas, es el único camino, y es algo que quisiera que como eco corriera por el universo y llegara a oídos de tantos jóvenes que no saben, que no entienden, que no encuentran…
Triunfar en la vida es tener el coraje de trabajar, sin regateos ni pausas, por ese hado que se nos cruzó en el camino una mágica noche, pero nos caló tan hondo que, como meta lejana pero alcanzable, vivió, creció con nosotros hasta convertirse en aplauso y que si bien no nos llevará a fama alguna, sí a la plena satisfacción de tener entre las manos, como tenías y acariciabas tú anoche, aquella lejana estrella con la que soñaste un día y te dejó prendida para siempre.





viernes, 8 de junio de 2012

Entrevista

Entrevista: El Arte de Envejecer