viernes, 22 de agosto de 2014

Risueña villa

ISABEL Agüera 22/08/2014
El cantautor Facundo Cabral dice: "Cuando un pueblo, trabaja Dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, Dios lo ama". Son muchos los pueblos que trabajan y cantan. Muchos los pueblos que, valorando la cultura, costumbres y tradiciones, progresan acrecentando así inquietudes de sus gentes, sumidas en otros tiempos, en la rutina de hierba crecida tras la cruel contienda y que no iba más allá de las cuatro fiestas que sin más proyectos, ni ambiciones, se dejaban caer, año tras año. Hoy, la gente piensa, la gente sabe, la gente reivindica, la gente trabaja y canta y "dios los respeta y ama". El pueblo donde se nace y crece, por lejos que estemos de él, será sin duda nuestra cuna, y es por eso que, personalmente, cuando entro por las puertas de mi pueblo, Villa del Río, siento algo así como si regresara a mi casa. Y son sus calles por donde di mis primeros pasos, transitaron mis padres, hermanos, amigos, vecinos..., y es su parroquia donde nos bautizaron, hicimos la Primera Comunión, vivimos días festivos, días religiosos de fervores infinitos, y es la Virgen Patrona, bajo cuyo manto nuestras madres rezaban, y es la vida que sigue y en estas fechas, los pueblos se engalanan y preparan para vivir sus fiestas. Por mi profesión he tenido oportunidad de vivir en varios pueblos y convivir con sus gentes. En una de mis obras, termino diciendo: "Solo recordando los sonidos del pueblo, los silencios, las campanas... Solo recordando los olores del pueblo, dulces caseros, humos de rastrojos, pan caliente... Y solo recordando la cercanía de gente sencilla, acogedora, agradecida, generosa... solo recordando mi vida en los pueblos, pero sobre todo en mi querido pueblo, un pueblo con pedigrí, que se prepara ya para sus mejores fiestas, puedo decir que he existido".
Y mi canción, hoy, no es otra que aquella que dice: Ciudad del Betis, risueña villa, pueblo bendito donde nací-

viernes, 15 de agosto de 2014

Abuelos y nietos


DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
10/08/2014

El pasado sábado, día veintiséis, se celebró el Día Internacional de los Abuelos, día que, por cierto pasa cada año desapercibido, ya que el comercio no se hace mucho eco, a través de los medios, de dicha celebración, posiblemente sea porque el papel de los abuelos, hoy, no haya trascendido o porque se considere que los mayores de nuestra sociedad son algo así como personas de tercera clase que no precisan, prácticamente nada más que cariño. 
Y claro, las palabras, los besos, los abrazos son más que suficientes y por supuesto no son mercancía de compra y venta que haya que publicitar. En fin, que a pesar de esta obviedad, los abuelos están desempeñando un importante papel en el cuidado y educación de los nietos. Los abuelos dedican en España una media de seis horas diarias al cuidado de sus nietos, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología que con motivo de la celebración este sábado del Día de los Abuelos advierte de las consecuencias que puede tener el sobrecargar a las personas mayores de tareas. Es cierto que abuelos y nietos son una especie de placentera y necesaria simbiosis, pero no podemos ignorar que las consecuencias para los abuelos, cuando los nietos son una carga, pueden conllevar problemas añadidos a sus naturales deterioros físicos. 
Tampoco para los nietos la permanencia diaria en convivencia con personas mayores es del todo beneficiosa, ya que sus básicas necesidades --movimiento, juego, alegría, etc.-- no pueden ser satisfechas y son sustituidas por horas de televisión, tablet , etc. Yo creo que esta convivencia debe ser pactada entre padres y abuelos, de forma que los beneficios de la sin par relación abuelos-nietos sea placentera para ambos.
El profesor Norberg dice: las dos experiencias más satisfactorias en la vida deben ser convertirse en abuelo y convertirse en nieto.