DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
10/08/2014
El pasado sábado, día veintiséis, se celebró el Día
Internacional de los Abuelos, día que, por cierto pasa cada año desapercibido,
ya que el comercio no se hace mucho eco, a través de los medios, de dicha
celebración, posiblemente sea porque el papel de los abuelos, hoy, no haya
trascendido o porque se considere que los mayores de nuestra sociedad son algo
así como personas de tercera clase que no precisan, prácticamente nada más que
cariño.
Y claro, las palabras, los besos, los abrazos son más que suficientes y
por supuesto no son mercancía de compra y venta que haya que publicitar. En fin,
que a pesar de esta obviedad, los abuelos están desempeñando un importante
papel en el cuidado y educación de los nietos. Los abuelos dedican en España
una media de seis horas diarias al cuidado de sus nietos, según la Sociedad
Española de Geriatría y Gerontología que con motivo de la celebración este
sábado del Día de los Abuelos advierte de las consecuencias que puede tener el
sobrecargar a las personas mayores de tareas. Es cierto que abuelos y nietos
son una especie de placentera y necesaria simbiosis, pero no podemos ignorar
que las consecuencias para los abuelos, cuando los nietos son una carga, pueden
conllevar problemas añadidos a sus naturales deterioros físicos.
Tampoco para
los nietos la permanencia diaria en convivencia con personas mayores es del
todo beneficiosa, ya que sus básicas necesidades --movimiento, juego, alegría,
etc.-- no pueden ser satisfechas y son sustituidas por horas de televisión, tablet
, etc. Yo creo que esta convivencia debe ser pactada entre padres y
abuelos, de forma que los beneficios de la sin par relación abuelos-nietos sea
placentera para ambos.
El profesor Norberg dice: las dos experiencias más
satisfactorias en la vida deben ser convertirse en abuelo y convertirse en
nieto.
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