martes, 25 de agosto de 2015

Sencillo video



Sencillo video como recuerdo de este verano en Caleta de Vélez, frente a un precioso puerto.
Las lucecitas del fondo  son del pueblo de Torre del Mar.
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martes, 18 de agosto de 2015

Álbum de Recuerdos: la feria I

Son estas fechas en las que en muchos pueblos de nuestra querida Andalucía se celebran adv ocaciones Marianas que vienen a ser el centro de nuestras fiestas por excelencia. Rememorando aquellos otros tiempos de la posguerra y de cara, sobre todo, a los más jóvenes, voy a recurrir una vez más al álbum de recuerdos, ya que, como suelo repetir, conviene saber de dónde venimos para valorar lo que tenemos.
En Villa del Río,  mi pueblo, el día grande será siempre el ocho de septiembre, día que nuestra Virgen de la Estrella recorre las calles, rodeada y a "hombros" de un pueblo que se hermana bajo su manto
Como sucedía con todas las fiestas locales,  y en está muy especialmente, la gente comenzaba con tiempo la limpieza de las casas que pasaba por encalados de fachadas, limpieza de tejados, pintura de balcones y ventanas. También los interiores eran objeto de exhaustiva puesta a punto que, a veces, hasta pasaba por el lavado y  escaldado de colchones y lanas.
Pero sobre todo pasaba por un sustancioso aprovisionamiento de dulces caseros: pestiños, magdalenas, orejas, etc. Recuerdo el ir y venir a los hornos con chapas de dulces en masa, primero, y los cestos con los dulces horneados y olorosos, después. Y recuerdo los recintos de aquellos hornos de leña con grandes tableros por mesas repletos de pan. En Navidad, sobre todo, era un placer   permanecer al calor de  los hornos en espera de turno, entre una media nube de moscas que se posaba sobre los blancos lienzos, que cubrían las tablas de masa, y el olor  reconfortante de tortas y pan caliente.
Aquellos aprovisionamientos extras tenían como destino primordial la llegada de familiares y visitas, por lo que la administración que se hacía de ellos era bastante comedida con respecto a los deseos de los más pequeños que encontrábamos en aquellos dulces auténticos placeres gustativos
Y aquí tengo que citar a la famosa Juana Lino, a la que con tiempo, se la contrataba para los roscos de viento que hacía  como nadie, en las casas, rodeada de la familia que colaboraba en lo necesario. Allí me sigo viendo, en la gran cocina, rodeando con mis hermanos, y esperando el momento de poder degustarlos.
Doy gracias a Dios por recordarlo,  y doy gracias, más que nada, por haberlo vivido ya que, el saborear, hoy, una simple galleta, es algo que sé agradecer y, eso, valorar el esfuerzo de nuestros mayores para situarnos donde estamos hoy.
Mañana, DM. seguiré y le tocará el turno a los preparativos de nuestra ancestral tómbola. Un millón de besos para todos y cada uno.





martes, 4 de agosto de 2015

A boca cerrada

Diario Córdoba / Opinión



El futuro --decía mi padre-- es dirección, camino hacia adelante, sin que por eso tengamos que reducir el pasado a una total amnesia. También en el internado, y referente al tipo de santidad tan propugnado en aquellos años, la máxima era semejante: si no se progresa, se retrocede. Lo
que es idéntico a decir que no vale el quedarse parado ni en santidad, ni en cultura, ni en técnicas, ni mucho menos en política.
 Sin proponérmelo asisto como oyente a una divertida polémica: quiénes son de izquierdas y quiénes de derechas. Es bien conocido el dicho aquel de que jamás se arrepiente uno de callar, y sí de hablar. Pues yo, ¡a boca cerrada!, porque, para aquellos enfrentados opinantes. la cosa estaba más clara que el agua: dos contundentes etiquetas, conservadores y progresistas. Y esto, trasladado a mis esquemas ancestrales, equivalía a decir que la gente de derechas o caminan hacia atrás, o se ha echado en conserva, y los de izquierdas, caminan que cortan vientos. Las generalizaciones no me sirven para nada, ni las quiero, ni mucho menos las admito como razonamiento válido. 
Construir algo útil no es solo poner la meta en colocar arriba lo que está abajo y viceversa. Ser progresista, desde mi punto de vista, no es precisamente propiedad de color alguno, sino patrimonio de todos y, por supuesto, voluntad firme de lograr mayor justicia, igualdad y bienestar. De ahí que construir un futuro mejor tiene que pasar inevitablemente por ser personas de orden que caminan de cara a su tiempo, tratando de limar asperezas, aserrando ramas podridas, acogiendo valores nacientes, siendo generosos y tolerantes con los que ya emergen como fuerza imparable. 
No me valen las descalificaciones, agresiones y radicalismos sino, mejor, a boca cerrada, abrir los ojos, mirar y ver, tomarnos el pulso acerca de la subjetividad de nuestras palabras, fruto casi siempre de una obstinada idea fija, que solo ve un camino válido,. 
Arrimar el hombre y, a boca cerrada, caminar.