Desde niña he sentido especial debilidad por los marginados, ocupando los ancianos lugar muy preferente en mis atenciones e investigaciones.
PLAZAS Y JARDINES, ESCENARIO DE SOLEDAD
¡Cuánta soledad cerca de nosotros! Rozando nuestros pasos, que caminan siempre en imparables urgencias, están ellos…
PASOS QUE NO VAN A NINGÚN SITIO.
OJOS QUE MIRAN Y NO VEN.
LABIOS SELLADOS DE LOS QUE HUYERON SONRISAS Y PALABRAS.
CORAZONES QUE LATEN AL PESADO RITMO DE LOS DÍAS SIN NOMBRE
¡RECUERDOS, SÓLO RECUERDOS QUE BUSCAN Y ENCUENTRAN, CHISPAS DE FELICIDAD, EN EL ÍNDICE DEL PASADO, EN LA MEMORIA PERDIDA DE LAS COSAS!
¿DÓNDE VAS ABUELO? DE SOL A SOL, TRANSITAS, PEREGRINAS, BUSCAS… PERO, DESDE QUE DECIDIMOS QUE ERAS MAYOR, ¡MUY MAYOR!, NO DEJAMOS PARA TI MÁS CAMINO QUE LA SOLEDAD, MÁS ESPACIO QUE LA NEGRA PASARELA DEL OLVIDO, DE LA INDIFERENCIA.
La vida con el paso de los años, inevitablemente, se va transformando para todos en montón de pérdidas en las que sigue latente el pasado, única referencia, tal vez, de lo que fuimos y de lo que tan sólo queda la potente voz de los recuerdos sumidos en la cada vez más lejana memoria.
PERO…
NO SON NI EL TIEMPO, NI LA EDAD LOS CULPABLES DE LA SOLEDAD DE LOS MAYORES. NO, LO SOMOS TODOS, CUANDO…
LES HACEMOS CAER EN LA CUENTA DE SUS TORPENZAS.
CUANDO TAN SÓLO SON NÚMERO EN NUESTRAS CASAS.
CUANDO, ABANDONADOS EN PLAZAS Y JARDINES, NO LES DEJAMOS MÁS HORA QUE LA DE COMER Y DOMIR
CUANDO PERMITIMOS QUE SU VOZ SE TORNE SILENCIO PORQUE NO HAY ECO QUE LES RESPONDA.
CUANDO DEJAMOS QUE LES SOBREN BRAZOS PORQUE DE NADA NOS SIRVEN.
CUANDO, EN DEFINITIVA, MÁS QUE ELLOS, PENSAMOS QUÉ HACEN YA AQUÍ
NO OBSTANTE…
UN ANCIANO DEBERÍA SER UN LUJO PARA LA FAMILIA PORQUE NADA HAY MÁS CÁLIDO, TIERNO, ENTRAÑABLE, MÁS SABIO QUE UN ABUELO.
Y PORQUE TAMBIÉN EN SUS LABIOS DE PASTOSAS SALIVAS SE ESCONDE EXPERIENCIA, SABIDURÍA, ACERTADOS CONSEJOS QUE NADIE PIDE QUE NADIE PRECISA… QUE TODOS PERDEMOS.
Y POR QUÉ TAMBIÉN SON BELLOS LOS OCASOS, SI HAY OJOS QUE LO DESCUBRAN EN LOS MÁGICOS ALETEOS DE ÁNGELUS CREPUSCULARES..
Y PORQUE EN LO MÁS RECÓNDITO DE SUS ALMAS VIVE, ENTRE DOLORES SIN QUEJIDOS, ENTRE REPROCHES SIN RESPUESTA, ENTRE EL QUEBRANTO DE UN CUERPO QUE YA NO LES SIRVE, EL NIÑO, EL JOVEN QUE FUE Y QUISIERA SEGUIR SIENDO.
¿Por qué tanta soledad para el abuelo?
¿Por qué molestar a sus hijos?
¿Acaso era mejor morir que vivir como de prestado?
¿Por qué echaría tanto de menos a la “principal”?
¿Sería ella, su única razón de vida?
¿Qué significarían sus hijos?
RELATO: EL ABUELO SE HA PUERTO
Al cruzar la zona ajardinada de un bloque me encontré con Jacobo, un día a de otoño del pasado año. Sentado en un poyete, con la barbilla apoyada en una prosaica marrilla, con la mirada turbia, con labios pastosos, con manos temblorosas, con voz lejana me susurró: ¿Me puede decir la hora? Las seis –le contesté, sentándome a su lado- ¿Espera a alguien? Como si en su mirada no hubiera más caminos que constatar las manecillas de mi reloj, tras unos segundos, sumergido en un reflexivo silencio, exclamó: Ni espero ni me esperan. Ya lo tengo todo hecho y lo único que hago es estorbar. ¿Me entiendes niña? Aquí vengo y espero a mi nieto que anda por ahí jugando. Así me quito un rato de en medio, pero, ¿yo qué hago ya aquí?
Aquella interrogante, como un dardo, me laceró el alma. Me hice el propósito de pasar por allí cada tarde y acompañar un rato a Jacobo. Sus palabras se repetían inexorablemente: ¿Y yo que hago aquí ya, niña? Tuve que irme con la principal. Ella era una santa... Por las noches tengo dolores pero… ¡Mejor sería que Dios me recogiese!
Me alejaba triste. Me llevaba, sin respuesta, las palabras de Jacobo.
La víspera de Navidad me despedí de él: Hasta que pasen estos días, Jacobo –le dije- Que sea feliz con su familia. Se me quedó mirando con una serena mueca que venía a ser sonrisa en aquellos labios en los que ya no quedaban palabras.
Pasada las fiestas y al regresar al jardín, con bastante frío, me detuve en el poyete de Jacobo: deseaba, más que nada, el reencuentro con mi amigo de tantas soledades.
Miré, busqué... Por entre la espesura de los arbustos, apareció un pequeño que, con la cartera a rastras, nada más verme, voceó: ¡El abuelo se ha muerto! ¡Se lo llevaron al cementerio!
¡Cuánta soledad en su mirada! ¡Cuánta tristeza en sus palabras! ¡El abuelo se ha muerto! ¡Abuelo, de ojos grises, de labios amoratados, de manos sarmentosas, abuelo de mis caminos, siempre en mi corazón tendrás el rescoldo de mis buenos recuerdos! Te fuiste sin decir adiós, sin hacer el menor ruido. Quiero volver a verte, abuelo, quiero conocer a esa mujer que te hizo feliz.
PASOS QUE NO VAN A NINGÚN SITIO.
OJOS QUE MIRAN Y NO VEN.
LABIOS SELLADOS DE LOS QUE HUYERON SONRISAS Y PALABRAS.
CORAZONES QUE LATEN AL PESADO RITMO DE LOS DÍAS SIN NOMBRE.
¡RECUERDOS, SÓLO RECUERDOS QUE BUSCAN Y ENCUENTRAN EN EL ÍNDICE DEL PASADO, EN LA MEMORIA PERDIDA DE LAS COSAS!
RELATO:EL SEÑOR DEL JARDÍN
Sí, con sus pies torpes, sus muchas enfermedades, sus noventa años, él era, porque yo así lo veía, el Señor del Jardín.
Bien vestido, aristócrata de gestos, más que de palabras, borradas por un evidente parkinson, colgado de una descomunal pipa, a todas horas y por cualquier camino o atajo del jardín, en todas las estaciones, por entre arbustos, paso de trenes, juegos de niños, corrillos de ancianos, o éxtasis en parejas de enamorados, aparecía aquel hombre de muchas y viejas historias.
Recuerdo sus torpes reverencias al saludarme, y recuerdo sus ojos pequeñitos, clavados en los míos, mientras, entre temblores, trataba de contarme su pasado. Un pasado honorable, del que no obstante se hacía patente una queja: Nueve hijos y, ¡cuánta soledad!
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LES HACEMOS CAER EN LA CUENTA DE SUS TORPENZAS.
CUANDO TAN SÓLO SON NÚMERO EN NUESTRAS CASAS.
CUANDO, ABANDONADOS EN PLAZAS Y JARDINES, NO LES DEJAMOS MÁS HORA QUE LA DE COMER Y DOMIR,
CUANDO DEJAMOS QUE SU VOZ SE TORNE SILENCIO PORQUE NO HAY ECO QUE LES RESPONDA.
QUÉ SOLO Y FRÍO EL ESNENARIO QUE PROTAGONIZAN NUESTROS ANCIANOS!
LA RESPUESTA ESTÁ EN NOSOTRO
¡QUÉ BELLOS, TAMBIÉN, LOS CREPÚSCULOS!
¿ACASO NO LOS VEMOS?
¿SERÁ, MÁS BIEN, QUE NO LOS QUEREMOS VER?
YO CREO QUE SÍ, QUE ES ESO.