sábado, 4 de julio de 2009

Vacaciones y Lectura

VACACIONES Y LECTURA

Son tiempos estos en los que se habla mucho de libros, de lectura, tiempos, días que me hacen reflexionar y recordar años de mi infancia en los que los mayores, alrededor de la mesa camilla, en los inviernos, o en la puertas de las casa, en los veranos, nos leían o contaban cuentos que nos embelesaban, tanto por su contenido como por la relajada narración que era pródiga en descripciones, diálogos, comentarios y que se presentaba a la motivación, ante todo, por los libros.
Hoy día no hay tiempo para compartir con los pequeños la magia de la lectura y en una dejación de responsabilidades los padres esperan que esta labor sea práctica exclusiva de la escuela. No obstante, la lectura es un valor que debe rebasar el ámbito escolar porque no se trata, simplemente, de un proceso más de aprendizaje, sobre todo porque mediante su dominio se adquirirán destrezas, actitudes, competencias que les van a resultar imprescindibles en la vida cotidiana y en su integración con grandes posibilidades en la sociedad.
De ahí que la familia, los padres deben adquirir conciencia de la definitiva influencia que sus hábitos lectores, por un lado, y la colaboración, por otro, pueden ser determinantes en el valor que para los pequeños represente la práctica lectora.
Llegan las vacaciones y con ellas la gran interrogante de padres, en general: ¿Y ahora qué? Por supuesto los niños tienen idéntico derecho que los mayores a descansar de su cotidianidad laboral en las aulas, derecho que a veces atropellamos tratando de emplearlos en nuevas y constantes tareas.
Desde mi punto de vista nada mejor que libros a mano para compartir. Sí, libros que los niños deben elegir de forma que estén en línea con sus gustos y preferencias, libros, lecturas que los padres deben acompañar de forma que ayuden a comprender, trascender e interiorizar.
Nada más estimulante para un pequeño que un rato de lectura en el que los padres escuchen atentamente, comenten e incluso lean en voz alta algún capítulo, al tiempo que destaque valores, frases, expresiones, etc.
No olvidemos que huir de la lectura es huir del argumento de la razón, de la claridad, de la capacidad de opinión y crítica. Fomentemos, pues, la lectura en este tiempo, si deseamos ciudadanos preparados para ser germen de transformación social, pero impliquémonos todos en la tarea de fomentar imaginación, curiosidad, interés por los libros

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