12/08/2010
12/08/2010 ISABEL Agüer
Pasa que, como en la oca, tengo que tirar cuando me toca y, a veces, las noticias, que corren más que el tío la lista de mi pueblo, se van quedando fuera de comba, pero, bueno, a lo que voy, al tema del buka islámico, Sí, ahora, cuando aquello de... Todos somos España, la vuelta ciclista, la visita de la Obama (dónde he oído yo esto) y etc., han ocupado, y ocupan, la letra gorda de los medios.
En mi cabeza, cabezota para ciertas cosas, el rumrum de noticias que no cesan hasta que no voy y suelto lo que pienso, consciente de lo poco o nada que pueden importar mis filosóficas reflexiones, porque, ¡vamos a ver!, desde luego lo de caras tapadas, ¡tararí que te vi! ¡Quién sabe lo que se oculta tras la sábana blanca de un fantasma! En mis tiempos de niña se trataba de un pecado, ¡y gordo!, aunque eso sí, siempre el mismo: ¡Vaya usted a saber!, pero en estos, con los pecados que cunden...
La cara tiene que ir bien al descubierto pero lo que no me convence es que se alegue que es por lo que se supone que conlleva de sometimiento y gusto al varón islámico, porque puestos a hablar de sometimientos, ¿qué hemos hecho, qué hacemos todavía las mujeres por gustar a los respectivos? Operaciones quirúrgicas, modas, planes de adelgazamiento, etc. Y la boquita bien cerrada, que ellos las prefieren así. ¡Tontas que somos las mujeres! ¡Que se operen ellos! Aunque ya más de uno, es verdad que se mira la barriguita y va y le dice: ¡Canalla, cervecera! Contigo acabo yo. ¡Y a correr a golpe de infarto!
Tampoco me convence del todo eso de que lo hacemos más por agradar a otras mujeres. Lo mejor, digo yo, que sería hacerlo por gustarnos a nosotras mismas, las del burka y las de silicona y las de nada de nada.
Somos hipócritas a reventar y, bueno, si por agradar a su hombre la mujer se viste de mona, ¡a mí plin!, pero de puertas para adentro!
* Maestra y escritora
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