DIARIO CÓRDOBA/EDUCACIÓN
19/02/201
Los niños/ niñas sienten gran curiosidad por lo desconocido
Es curioso observar la
habilidad de los chicos para manejar el mouse de un PC. Parece como si éste
hubiera nacido con ellos. Internet le ofrece todo tipo de páginas de contenido
tan sumamente atractivo que es casi imposible resistirse a ellas. Pero en medio
de la maraña de buenas páginas, la Web, como tela de araña, también teje hilos
ocultos, negros.
No hay que esforzarse mucho
para descubrir con cuánta facilidad personas anónimas con ideas perversas
pueden estar manejando los finos hilos de la sensibilidad de nuestros alumnos,
incluso en el aula, con apariencias de estudio y junto a los maestros que,
confiados, a veces, olvidan los graves problemas en los que pueden andar de
forma camuflada los alumnos.
Y no son historias que nos
cuenta la tele cada día o que leamos y creamos como sucesos lejanos, no; yo
misma he comprobado, con inmenso dolor, los cómodos caminos que proporcionan
acceso y comunicación con niños desde los seis años. Sí, basta entrar en
canales del chat para los más pequeños y, pasando por uno de ellos, obtener
conversaciones sexuales, intercambio de fotos -engañosas por parte de los
mayores- e incluso buscar encuentros cara a cara con chicos ajenos al riesgo
que se exponen.
Mi indignación y mi súplica
no son otras que incitar a maestros y padres, primero y principal, a informar a
los pequeños, incluso con ejemplos prácticos, lo fácil que resultan los engaños
en la Web. En segundo lugar, con discreción, y de forma que no resulte un
asalto despiadado a la privacidad, vigilar qué páginas son favoritas para
nuestros alumnos e hijos, porque si este tipo de engaños nos suceden a los
adultos, podremos digerirlos más o menos, pero cuando la presa es un niño, el
daño físico y moral puede ser irreparable, y no solo en la Web, sino que
idéntico peligro corren tras las brumosas aguas de los constantes e
incontrolables whatsapp.
Activar
alertas, pues.
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