DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
29/5/2014
Pues, sí, triste panorama el de los hombres y mujeres, ciudadanos de a
pie, hoy. Me siento mal ¿Desengañada? ¿Confundida? ¿Con la mano tocando el
último tropezón del pozo? Puede que sea así, pero ni me voy a resignar, ni me
voy a quedar mirando cómo pasa el tren soltando negros humos y le digo adiós con el pañuelo.
En aquellos
años de la posguerra que me tocaron vivir, el elixir que nos hacía olvidar las
muchas penurias de todo y de todos los días era no la práctica del Evangelio,
sino la asistencia masiva y medio robotizada a los múltiples y diarios actos de
culto que nos mantenían en trance festivo y piadoso hasta extremos
indescriptibles.
Después, cuando, por fin, aprendí a pensar, caí en la cuenta de la
manipulación que habíamos sido objeto y abrrí bien los ojos; me despabilé y ¡no
digamos con la llegada de la democracia! --¿llegó?--. Parecía haberse
esfumado aquella envolvente nube que
nos lapidaba en fervores sin más escudo protector que la salvación eterna. Pero
resulta que, cuando parece que todos campamos ya por nuestros respetos, cuando
nos creemos sobresalientes en discernimiento y madurez, ¡hala!, volvemos a beber la maravillosa pócima de la
ceguera que nos ofrece el mago, servida en vasija de oro.
Las preocupaciones --F. Arrabal-- son elixir de vida y también panacea
contra el aburrimiento. Y ¿cuáles son las actuales preocupaciones que nos quitan el sueño? ¿Y
cómo combatir el aburrimiento que nos come? ¡Pues, nada, el alquimista nos da
la solución!: fútbol todos los días y a todas horas y en todos los medios. Y,
¡venga!, a tirarse de los pelos, zapatear, gritar y desahogarse que es muy
distraído, sano y relajante! Y tras este denso telón, la manipulación y el
engaño siguen actuando a sus anchas, mientras dormimos la borrachera. "Hoy
quiero olvidar que existo, quiero escapar al desierto sin ser visto, salir de
este círculo y volar- Allí la soledad será mi amuleto."