lunes, 19 de enero de 2009

DALTÓNICOS DE DIOS

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20/01/2009 Daltonicos de dios20/01/2009 ISABEL Agüera
¿Quién soy yo --me estoy preguntando desde que coloqué el título de este artículo-- para hablar de Dios? Aunque, claro, bien pensado, ¿quién son los demás? ¿Qué pueden saber que yo no sepa? ¿Hay, acaso, en algún lugar del mundo un laboratorio que haya probado algo y me lo esté perdiendo?
Mi cuento, ¡claro! va como anillo al dedo: Dos hombres cultos y grandes amigos comían en un restaurante. De pronto se enfrascaron en una absurda discusión acerca del color del mantel. Uno decía: es verde. El otro: es rojo. Poco a poco, rojo, verde, verde, rojo, se fueron subiendo de tono de forma que los escuchó un amigo de ambos: ¿cómo puede ser que andéis peleando por el color del mantel? --exclamó-- ¿Os habéis vuelto locos o habéis perdido la memoria? El mantel no es ni rojo ni verde: es marrón. ¿Acaso no recordáis que los dos sois daltónicos? Otro hombre que también escuchaba atento se dijo: ¡qué disparate! No caen en la cuenta de que son daltónicos los tres: el verdadero color es azul.
Hace tiempo me hizo tilín esta frase: estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que en ese mundo, que está dentro de nosotros, es donde deberíamos intentar vivir. Sí, del tal O. Wilde .
El caso es que siempre he creído que Dios también es como distinto para cada uno, que, daltónicos totales y aferrados a nuestras creencias, cogemos a Dios, lo subimos y bajamos en los bus --que sí, que no, como la parrala--, o lo usamos como manitas de nuestros desmanes. Creo yo que otras pancartas deberíamos enarbolar por el universo. Mi Dios único, y respetando el de los demás, es el Dios del primer mandamiento, el Dios del amor. Sí, porque el que ama lucha, busca, reivindica la paz, la justicia, la igualdad...
El amor no se pasea; no se impone, el amor, en silencio, sale del corazón y lo cambia todo.

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