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21/10/2009 VALORES.
Educar por competencias
21/10/2009 ISABEL AG ERA
No sé las veces que he repetido la misma anécdota pero una vez más me voy a servir de ella porque la considero todo un compendio de pedagogía, válida en todos los tiempos pero en especial en los que hoy vivimos y en el tema que nos ocupa. Una pequeña de nueve años se me acercó un día a la mesa y me dijo: Maestra, usted nunca me llama a mí para que ponga la fecha en la pizarra.
21/10/2009 VALORES.
Educar por competencias
21/10/2009 ISABEL AG ERA
No sé las veces que he repetido la misma anécdota pero una vez más me voy a servir de ella porque la considero todo un compendio de pedagogía, válida en todos los tiempos pero en especial en los que hoy vivimos y en el tema que nos ocupa. Una pequeña de nueve años se me acercó un día a la mesa y me dijo: Maestra, usted nunca me llama a mí para que ponga la fecha en la pizarra.
Efectivamente, llevaba razón, y lo hacía inconscientemente pero en función de la altura de otras alumnas que llegaban a lo más alto de dicha pizarra. Por eso le contesté sin más: Bueno, eso es porque tú no llegas a dónde hay que poner la fecha. Muy resuelta me contestó: Puedo, si me subo en una silla.
Las palabras de aquella alumna de tan pocos años, me dieron la clave precisa para entender, definitivamente, si bien por intuición ya lo sabía y ya lo trabajaba, que un maestro/a debe tener siempre a mano la "silla" que cada alumno precise para llegar a lo más alto y que jamás será la misma porque un alumno más otro nunca podrán sumar dos.
Y en el misterio de esa "silla", se esconde el prodigio del éxito educativo porque supone conocimiento por parte del maestro de intereses, capacidades tipo de inteligencias que poseen todos y cada uno de sus alumnos para, de cara a ese cóctel de tan gran calado y trascendencia, elaborar proyectos que sirvan para todos y posibiliten el máximo de competencias que puedan, de cara al futuro, asumir cada uno, sin que nadie quede en la cuneta del fracaso porque con la magia de la "silla" todos alcanzarán al máximo posible.
Nada nuevo bajo el sol, ya que basta despejar el sombrío follaje para descubrir que la luz está ahí y que nuestra principal competencia, como maestros y maestras, es tratar de que inunde a todos por igual siendo como son tan variados y distintos los seres humanos. Por ello, miremos al fondo; la superficie es solamente el escaparate de lo que hay más adentro .