]El principal objetivo de mi obra, ´Guía Práctica para abuelos´, no es otro que el de poner en manos de los abuelos variopintas herramientas para que la atención a los nietos resulte una experiencia formativa, lúdica y creativa.
En líneas generales, podemos concluir que los abuelos son buenos por condición, pero yo creo que hay que aprender a comportarse como tales, huyendo, siempre que se pueda, de caer en algún tipo de esclavitud con respecto a hijos y nietos, algo por otra parte, sumamente negativo tanto para unos como para otros.
Para ello, en la citada publicación, expongo un largo recorrido a seguir para ser abuelos educadores y eficaces del cual cito, a continuación, algunos puntos: Los abuelos deben proteger la importancia de lo que son en realidad, abuelos, y no casi exclusivamente cuidadores de niños.
Los abuelos, si su condición social y cultural se lo permite, deben estar al día de todas aquellas cosas que motivan a los nietos. Es decir, deben ir por delante de ellos en conocimientos de todo tipo, y no precisamente para demostrarle lo sabios que son, sino para poder dialogar de todo, para poder prestarles ayuda y para que no consideren a sus abuelos, personas anticuadas que no entienden, no saben o no contestan.
Los abuelos jamás deben mentir a los nietos, si no pueden, o no saben la verdad, sencillamente, confesarlo. Jamás deben desautorizar a los padres.
Si opinan que están equivocados, deben tratarlo en privado con ellos. Jamás, por ningún motivo, deben chantajear, consentir, mimar, amenazar, asustar, etc. Dilatarse, sí; derretirse, no.
Muy repetido aquello de que los primeros responsables de la educación son los padres, pero la realidad de hoy pasa por ser abuelos educadores y evitar que los nietos sean víctimas del excesivo descuido de todos los integrantes de la familia.
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