Agüera 06/12/2011
El, escuálido, enfermo, con deslucido uniforme de soldado, abrazando a un tiempo a mujer y cuatro hijos, empuja con rabia contenida una puerta y exclama: ¡Al fin estamos en nuestra casa! Ella, cobijada en el abrazo, casi niña de un día, vivido en los horrores de una guerra, lloraba y repetía: Se lo han llevado todo; no tenemos nada.
Pero él, con los soliviantos de bombas y trincheras golpeando todavía sus sienes, levantó la vista al cielo y exclamó: ¡Pero estamos vivos! Demos gracias a Dios. Tendremos que partir de cero. Y un rosal de exuberantes rosas amarillas, una mesa, un aparador, hierba crecida y nada. La vida por delante y la fe como bandera.
Se trata, sí, de un relato de una de mis obras, pero es real y no con intención de juzgar el pasado que como dijo Churchill sería perder el futuro, sino como dijo otro premio Nobel, Anatole France, solo con el pasado se forma el porvenir. Y por aproximarnos a citas más vivas y actuales, el artículo del pasado sábado de nuestro ilustre catedrático don Manuel Cuenca Toribio: Super adversa augere . Es decir: Hay que sobreponerse siempre a las dificultades. Y todo esto me viene dado por las fechas que celebramos y precisamente en tiempos de grandes dificultades: paro, desahucios, recortes, etcétera.
Cunde el desánimo y, por supuesto, me duele en el alma la situación de crisis mundial que atravesamos, pero mi canto a la esperanza fue la gran lección de mi padre, cuando mirando al cielo exclamó: ¡Pero estamos vivos! Partiremos de cero. No obstante, hoy el cero es más pequeñito que en años de la posguerra.
No dejemos, pues, que la hierba nos crezca y nos coma por los tejados de nuestras casas.
Salgamos a encontrar, a ganar el pan, pro pane lucrando , por seguir con Vicens Vives, y salgamos con esperanza, aunque sea partiendo de cero.
* Maestra y escritora
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