lunes, 23 de abril de 2012

Presencia Poética

DIARIO CÓRDOBA/OPINIÓN
ISABEL Agüera 24/04/2012




Como se desvanece la espuma de las olas, tras besar la arena, así se me fue, casi de las manos, el hombre que me salió al paso, un día, con sincera y eterna declaración de amor.
Con un beso helado ya en las mejillas, me dijo adiós hace 22 años, un 30 de abril, cuando los verdes crecían por los campos, cuando una fina lluvia caía sobre la ciudad.
Hace frío esta madrugada. Mis ojos, nubes preñadas de lágrimas, que tantos caminos regaron, vuelven a ser borrasca hoy de nostalgias y recuerdos. Aquel pueblo de nuestro encuentro, las tormentas, los paraguas, los charcos, las goteras...
Tú y yo, pobres de todo, tú y yo, ricos en amor, tú y yo, dichosos con nuestra nada, vivíamos en plenitud la lluvia en los otoños, y los trigueros en las primaveras, y las espigas y las eras en los veranos.
Tú y yo hicimos de nuestras vidas tal aleluya que, tras largos años ya de aquel adiós sin retorno, puedo escucharte, puedo verte superpuesto en el cuadro vivo de mis días.
Sí, yo sé que eres tú, boca en sonrisas siempre que me mira.
Sí, eres tú, brisa limpia, cálida, serena que cala mi alma cada madrugada.
Eres tú, nostalgia en las flores marchitas de un ayer que es hoy en el almanaque de mi alma. Y tú eres yo, poema de amor escrito en el cálido aliento de los instantes que me nacen, que me palpitan, que me llevan.. No sé a dónde, pero es tu amor lo que respiro, lo que me ríe, amor lo que me llora...
Y tu recuerdo en mis manos es la hoja que vuela, y es el tren que pasa y el viento que agita mi cortina, y es el piar de pájaros nuevos...
Tu recuerdo no es un ayer perdido en hora de azahares y jazmines, ni es aquel beso en la despedida, tu recuerdo es el presente de unos hijos de unos nietos que fueron proyecto ilusionado un día.
Tu recuerdo sigue siendo flujo y reflujo en lugares, palabras, silencios...
Vuelve. Mi corazón es la senda. ¿No oyes cómo me galopa el resplandor de la aurora?









martes, 10 de abril de 2012

¿Gastar o invertir?

EDUCACIÓN: DIARIO CÓORDOBA
ISABEL AG ERA 11/04/2012


Ayudemos a que los niños encuentren en las aulas
respuestas a sus grandes o pequeñoas expectativas


¡Malos tiempos corren! Y hasta ahí entiendo ajustes, sacrificios, etc., aunque cueste que así sea. No obstante, cuando esta mañana escuchaba en la radio las incidencias que tendrán en educación, sinceramente, he sentido como que me dolía el alma.

A la memoria me llegaban tiempos pasados, y casi olvidados, en los que, alumnos carentes de toda clase de medios, eran tan solo número para llenar micro-escuelas en las que recibían micro-conocimientos y en las que, a duras penas, se lograba que memorizaran cuatro cantinelas rutinarias e inútiles.

Fui alumna de la posguerra y maestra de la posposguerra. En mis años de niña, adolescencia y juventud no hubo escuela que me enseñara a pensar, a opinar, a revelarme, no hubo escuela que me enseñara a ser yo y mis posibilidades de cara al futuro. En mis años de maestra, intuyendo más que sabiendo, creí en la necesidad de cambiar, despejando caminos y girando hacia nuevos horizontes en los que los alumnos se reconocieran como personas únicas, creativas, valiosas, pensantes, ante todo. Otros muchos maestros y maestras también fueron 'sastres' de tallas únicas, y así, pasito a pasito, llegamos a una escuela digna, innovadora, moderna y más que nada consciente de las muchas competencias que de cara al futuro hay que sembrar y desarrollar en los alumnos.

Hoy, por una maldita crisis, se dice que hay que gastar menos en educación, olvidando que en este campo la palabra gastar se queda fuera de todo significado, porque no se trata de consumir gasolina, ni de comerse el dibujo de una rueda, ni de vaciar los bolsillos en fiestas, se trata de invertir en futuro, de financiar y apostar por ese tiempo mejor que anhelamos y que serán nuestros niños y jóvenes de hoy los artífices que, con responsabilidad, preparación e ilusión lo hagan posible.

No los dejemos, pues, tirados en la cuneta.









lunes, 9 de abril de 2012

Gente sin más



Pues, nada, que sin comerlo ni beberlo, "cuerpo a tierra", sobre el asfalto del gran aparcamiento de un centro comercial! Eso es: mi agorafobia, un mareo, el bolso por los aires y allí quedé tirada sin perder el conocimiento pero sin poder ni tan siquiera abrir los ojos.

En unos instantes, un nutrido coro de gente me rodeaba en diligencias y comentarios: "Subidle los pies, llamad a una ambulancia, ponedle algo debajo de la cabeza, tapadla, me suena la cara..." Unas manos de hombre fuerte apretaban las mías, al tiempo que repetía: "¡Tranquila, señora, no le va a pasar nada! Aquí tengo su bolso y... las llaves de su coche. ¿Quiere que llamemos a alguien o llamamos a la ambulancia?" A la ambulancia, no. Y repetí un número de teléfono.

En fin, un espectáculo de primera, pero a lo que iba: jamás en mi vida me he sentido más impotente, inédita y presta a ser pacto de comentarios, propuestas y decisiones ajenas, pero confieso que tal vez sea la primera vez en mi vida que más acompañada, atendida, querida y bien tratada me he sentido.

Las manos de aquel hombre, al que no pude ver su rostro pero sí sentir sus generosas vibraciones, me llegaron al alma, porque, una vez más comprendí qué buena gente la gente que lejos de enfrentamientos políticos, religiosos..., lejos de competitividades, de protagonismos, etcétera, muestra solo su rostro de gente. La buena gente que más sufre las crisis de todos los colores, que protesta pero al fin soporta, la gente manipulable, a la que nos referimos como sinónimo de los otros, los incultos, vulgares, gastadores e irresponsables.

No obstante, la gente es la que llena calles y plazas, la que consume, la que se mueve, la que, cuando llega el momento, sacando su vena de gente, es sabia, solidaria, servicial, humana y, llegado el caso, hasta casi divina.

Por ello, va por la gente y quiero ser solo eso: gente sin más. * Escritora