viernes, 7 de junio de 2013

Un día especial



¡Cómo me gusta este baile de nubes
que  parecen querer seducir al  naciente sol!


 

Cuando era niña uno de mis escondites favoritos era el palomar de casa, una torreta donde la pava clueca incubaba y donde la gata romana escondía sus crías entre somieres viejos y tarimas apolilladas.

Allí, sentada en una prosaica canasta de retales, pasaba las horas observando cómo por las cuadrículas de los ventanales pasaban las nubes, se ponía el sol, salía la luna... De todo aquello, aprendí algo: no existe un día cualquiera, de igual forma que no existe un ser humano cualquiera. Cada hora, cada momento, cada ser humano... es único, irrepetible

Y es que, mientras haya tiempo, no podemos sumirnos en el desaliento, arrastrando,   lúgubres y deprimidos aquellas rutinas que nos son cotidianas.

Desde cualquier lugar, a cualquier hora existe la maravillosa posibilidad de poder tomar y escuchar el pulso de la vida que palpita a nuestro alrededor y extraer de esos latidos el néctar preciso para hacernos receptivos a las pequeñas cosas que singularizan cada día de nuestra existencia, huyendo así de vulgaridades y estridencias de muerte y capacitándonos para apreciar y valorar la unicidad de los instantes.

No, no existe un día cualquiera, un día en blanco en la corta historia de nuestra biografía. La vida es el agridulce de una sucesión de momentos que, en cadena, y en el repente de un flsh nos ilumina a fin de que vayamos troquelando el camino que conduce hacia nosotros mismos. Tan sólo disponemos de este día, de este momento, ¿por qué no vivirlo con la exquisitez de lo efímero y no obstante transcendente?

 Hoy, un maravilloso amanecer de nubes y soles por los tejadops de las terrazas. hoy, un día más con la esperaza de oír a un amigo; hoy, un fuerte dolor de cabeza; hoy, un paseo maravilloso a la sierra; hoy, la música de un preicoso diquet, regalo de un amigo; hoy, el asesinato de un ser humano, y la sonrisa maravillosa de mis chiquitines, hoy, ¿un día cualquiera? No, no, hoy un día único, especial, un día de contastes, un día de sopresas...

Tal vez mis reflexiones sean una utopía, pero si logro conectar con un sólo ser humano, habré logrado añadir algo importante a este día que de ninguna manera será uno más, porque, desde que amaneció, le coloqué la etiqueta  de “día especial”.

Y como tal quiero vivirlo.









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