domingo, 3 de mayo de 2015

Madrecita del alma

Para todas las madres:



 Ningún día, de tantos inventados por el comercio para impulsar el consumo, considero más justificado y bello que éste del Día de la Madre. No obstante yo reivindicaría toda una vida para celebrar, amar a la madre. Muchas veces, y desde estás misma página, he dedicado mis mejores palabras, mis más bellos recuerdos para aquella mujer que fue la mía. 
Hoy, una vez más, la canción de Machín me emociona profundamente: Madrecita del alma querida, en mi pecho yo guardo una flor... 
Sí, madrecita del alma. ¡Cuánto te amé! “ Toda mi infancia -de mi novela “Buscando en la vida”- una angustiosa pesadilla con las continuas enfermedades de mamá: cólicos hepáticos, anemias... Días, mucho tiempo, metida en la cama. Papá, las pocas horas que tiene libres, las pasa junto a ella, pero las tardes, aquellas tardes largas de primavera, y las frías y negras de invierno, las pasa soñolienta y sola, pero allí estoy yo, siempre al acecho. Desesperada de ver a mamá tan enflaquecida, amarilla, aletargada... Y temblando, que los dientes me chirrían, espero que, entre quejidos y vómitos, abra los ojos, me mire, me diga algo... Cuando sé que está sola, corro, inédita, a la soledad y lejanía de su dormitorio en aquella casa grande, y acurrucada a sus pies, sin apartar mis ojos del bulto que imagino su corazón para comprobar que sigue respirando, acaricio sus pequeñitas y delicadas manos.”

Un día, nunca lejano, en el quirófano del hospital de nuestra ciudad, dejó, sí, dejó de respirar para siempre, pero una madre buena deja en el corazón de los hijos hermosas notas que se conjugan y enmarcan en el presente de los días como inacabada sinfonía. 
Una madre buena siempre deja paz tras de sí, deja, y resulta el más cálido de los bálsamos, el convencimiento de que alguien nos amó sin exigencias, egoísmos... Porque una madre buena es el mejor regalo que Dios hizo al hombre.

En honor de mi madre buena, yo también canto: Aunque amores yo tenga en la vida que me llenen de felicidad, como el tuyo, jamás, madrecita, como el tuyo no lo ha habido ni habrá... .


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