lunes, 11 de mayo de 2015

Mayores en Residencias

DIARIO CÓRDOBA/ OPINIÓN 
  12/05/2015
Una vez más es noticia en los medios de comunicación el mal trato recibido por ancianos en una residencia.
Bien sé, y conozco de primera mano, que esto no es lo normal en centros donde, por lo general, los mayores reciben atención y cariño, pero un solo caso como el mencionado, creo que no debe quedar zanjado en un telediario. Y más que a los centros que de forma tan vejatoria tratan a los ancianos, yo culparía a los familiares que no controlan, visitan, se preocupan, etc., de ellos y de saber cómo son atendidos en cada momento.
Sucede que, a veces, cuando un mayor ya no sirve ni para cuidar de los nietos, nos lo quitamos de en medio como mejor creemos o podemos. Y es verdad que, cuando una persona mayor o joven padece esa tremenda enfermedad del alzhéimer, cuando no conoce, ni sabe, ni entiende, al menos para mí quisiera una residencia porque de lo contrario se esclaviza y hasta se acaba con la vida de los hijos que nos soportan pero que, no obstante, no pueden llegar a suplir todas las carencias y necesidades que, a cada paso, precisa un enfermo.
Mi preocupación por los mayores me ha llevado a concluir que, a veces, nos olvidamos de la dignidad con la que deben ser tratados y que nada tiene que ver ni con años, ni con enfermedades. Los acusamos de egoístas porque se resisten a abandonar sus casas, los tratamos de tacaños porque miran más por el dinero, los calificamos de nostálgicos cuando solo le quedan recuerdos, lágrimas y dolencias.

Y no creo que se trate de egoísmo la resistencia a abandonar el hogar. Es que los mayores precisan un espacio y no solo una cama. No creo que se trate de tacañería sino de las muchas necesidades básicas a las que tienen que hacer frente con una mala pensión. 
Callan lágrimas, dolencias  y se refugian en los recuerdos, por no crear más problemas, pero ahí siguen con un espíritu joven dentro de un cuerpo que no responde.
Por nosotros lo dieron todo; paguémosle con algo.

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