OPNIÓN / DIARIO CÓRDOBA
BANCO
DE MEDICAMENTOS
ISABEL
Agüera 14/01/2014
Arrastrando un ictus llegaba
a la farmacia un hombre de avanzada edad. En un trozo de sobre llevaba escrito
el nombre de un medicamento. Sin mediar palabras lo puso en manos de una amable
chica que, tras perderse unos instantes, regresó con él en la mano. Son 15
euros -dijo. De espaldas y con grandes dificultades de movimiento, contó y
recontó un puñado de monedas que llevaba en el bolsillo.
No, no le alcanzaban los 15
euros ni tan siquiera aproximadamente, por lo que dándose la vuelta, exclamó: lo
siento; me lo llevaré otro día. Por supuesto no se fue sin aquel
medicamento necesario para una pertinaz y bronca tos que mal disimulaba.
Sinceramente sentí
indignación, vergüenza, como ser humano que deseo ser ante todo, de que sucedan
estas cosas. ¿Cómo es posible que tanto dinero se tire o como mínimo, se gaste
en mil cosas innecesarias y no se le pueda recetar a un jubilado, enfermo, el
medicamento que precisa? ¿Con 500 euros, por decir algo, que en muchos casos es
bastante menos, se pueden cubrir gastos mínimamente básicos? Se los daría a
este gobierno o al otro, que me da exactamente igual, a ver cómo vivían.
Toda una vida de trabajo,
cotizando y cumpliendo para aterrizar en tierra de nadie en la que ni tan
siquiera la enfermedad merece un respeto!
En estos días hemos visto en
la tele grandes bancos de alimentos en los que la generosidad de la gente, que
no es precisamente quien debe remediar los problemas generados por otros,
llenaba las cestas de Navidad, pero yo hoy me pregunto: ¿hay bancos de
medicamentos? La verdad es que no lo sé pero si es que no habría que
crearlos y así poder dar cobertura a tantos medicamentos retirados, apelando de
nuevo a la ciudadanía, a la compasión y solidaridad. O sea, a la humillación
que conlleva la caridad de otros tiempos, cuando se atenta a un derecho más que
ganado.
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