miércoles, 26 de marzo de 2008

LAS TAREAS EN CASA, SERIA REFLEXIÓN



Os propongo, padres y maestros, a la vuelta de esta semana vacacional. una sencilla y milenaria regla de tres para que nos aproximemos a la realidad del tiempo que trabajan nuestros hijos y alumnos. Comprobaremos que, con respecto a un trabador de cuarenta años como media y ocho horas diarias de trabajo, a un chico de siete o catorce años, por ejemplo, las horas que le corresponderían oscilarían, respectivamente, entre 1,6h. al de siete u ocho y de 2,8h,. al de trece, catorce. Sí, una seria reflexión merece el hecho de que el horario presencial en las aulas, para los más pequeños es de cinco horas y, para los que se supone mayores, de unas siete aproximadamente. Pero no sería justo concretarnos a tales horarios establecidos, porque nuestros hijos, alumnos, cuando se supone que terminan su jornada laboral, salen de las aulas cargados de trabajos que cada profesor, como si fuera el único, le impone como tarea inapelable. Y ahí están, encerrados en sus confortables dormitorios, horas y más horas que son un hurto a su legítimo derecho al descanso, recreo, convivencia, bobbies, etc. ¿Qué diríamos si a los mayores, nuestro jefe, al salir de la oficina, por ejemplo, nos entregara una carpeta de tareas para la casa? Siempre he defendido que todo el trabajo que debe hacer un niño de cualquier edad, debe estar contemplado en el horario escolar. Ya sé que me van a llover los comentarios en desacuerdo, pero no puedo sufrir el ver cómo niños hasta de cinco años siguen a cuestas con las dichosas tareas. Otra cosa sería, de cara a los mayores, algún trabajo de investigación en tiempo espaciado, trabajo que los motive, agrupe, exija algún cercano desplazamiento, nuevas tecnologías, etc. Lo de hincar los codos en horas extra, desde mi punto de vista, tan sólo sirve para tenerlos recluidos, pero no imaginemos que progresan más. La regla de tres no falla, pero a nuestros niños le aplicamos la inversa.

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