viernes, 9 de mayo de 2008

CULTURA DE LA PAZ

La paz, este bien tan anhelado, mas que ganarlo en campos de batalla en los que el vencedor se vuelve estúpido y el vencido rencoroso y constante enemigo - Nietzsche -, la paz que a todos concierne, y que hoy reivindicamos como valor, desde el nivel educativo, hay que prevenirla.
Es decir, la mejor forma de ganar una guerra es evitarla, algo que no sucede por mero deseo, sino que como acontece en todas aquellas cosas que suponen bienes y valores para la humanidad, hay que promover corrientes que favorezcan una cultura de la paz en todos los ámbitos, corrientes que eduquen con fines personales y sociales.
Las relaciones humanas son siempre conflictivas y la superación pacífica de estas situaciones es precisamente la forma de convivencia armónica de las distintas culturas, pueblos, sexos, razas y demás diferencias que puedan servir de excusa para la división, odio e incomprensión.
La condición primordial para la paz está basada en dos principios como fundamento: justicia y libertad Y esto que puede verificarse con una simple mirada a la historia de la humanidad es totalmente extrapolable a nuestro terreno educativo.
Los alumnos, aún los más pequeños, se rebelan cuando detectan en padres y maestros una actitud dictatorial e injusta. La educación para la paz no queda reducida a grandes campañas sobre juguetes y palabras que, en definitiva, no transcienden más allá del mero juego de todos los tiempos.
Lo importante es crear ámbitos de justicia, respeto, tolerancia, diálogo... Pero sobre todo una práctica de la cultura de la paz que implica ética personal y social.

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