lunes, 20 de julio de 2015

Día de los abuelos

DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
21/07/2015
Próximo el día veintiséis, Día de los abuelos, he participado en una tertulia cuyos relevantes contertulios y yo fuimos coincidentes en la reivindicación de la figura del abuelo, desde una visión nueva, como nuevos son los tiempos, los padres y, por supuesto, los nietos. Bien venido, pues, este día de reflexión que no obstante pasa con desconocimiento y poco debate por parte de los medios de comunicación.
Para empezar bueno será recordar que la jubilación anticipada genera abuelos liberados del trabajo profesional y con mucho tiempo libre, a veces mal aprovechado y, en muchas, explotado por los hijos que, por razón de su trabajo, los convierten en canguros las casi veinticuatro horas del día, algo que totalmente respeto pero no comparto. Los abuelos hoy son personas jóvenes que deben ser respetados en su autonomía e independencia, que deben seguir integrados en la sociedad en un constante reciclaje para no perder el tren de la modernidad. De ninguna manera pueden quedar anclados en el pasado. Los abuelos deben ser personas serenas con capacidad de mostrar el lado bello de la vida, capaces de hablar con sus nietos de cualquier tema que a ellos les interese, capaces de conjugar, sin nostalgias, el pasado, el presente y sobre todo el futuro. Los abuelos deben transmitir valores, pero también actualización de los mismos, porque, para muchos nietos son el mejor paisaje que pueden contemplar desde su ingenuidad, magia y lógica, la mejor respuesta a su incipiente despertar, repleto de curiosidad, interrogantes, ilusiones, etc. pero habría que poner punto final al concepto ancestral de abuelos cronistas nostálgicos del pasado, repartidores de golosinas, cuenta cuentos y receptores pasivos de cuanto les vaya cayendo.
Voluntad de cambio, diálogo, elegancia, actualidad, independencia comprensión, etc..., etiquetas que reivindico para los abuelos, si bien, cuando, por razones de salud, precisen dependencia, será algo que en justicia y por amor, hay que prestarles con generosidad, desinterés y, sobre todo, con mucho amor.
Los nietos: el mejor regalo que nos puede dar la vida



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